Diario de León

El espectáculo cuenta, entre otros premios, con el Nacional de Circo

El Ayuntamiento echa al Circo Raluy porque les falta un papel

Es la primera vez que les desalojan de una ciudad después de haber recorrido el mundo entero

Uno de los trabajadores del circo retira las bombillas de colores que decoraban el recinto

Uno de los trabajadores del circo retira las bombillas de colores que decoraban el recinto

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E. Gancedo - león
León

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En todas las demás ciudades por las que han llevado su espectáculo -premiado en Europa y América-el Circo Raluy había sido recibido con todos los honores, pudiendo instalar sus coloristas y antiquísimos carromatos en atractivos espacios públicos cercanos a los centros urbanos. Y ninguna de ellas les había cerrado las puertas. Ninguna, excepto León. El asunto, al parecer, ya empezó con irregularidades. El Circo Raluy venía de Burgos, donde los integrantes de este espectáculo, surgido en los años veinte del pasado siglo, se sintieron tan a gusto por la acogida ciudadana e institucional que permanecieron varias semanas ofreciendo su espectáculo de manera ininterrumpida. Desde allí tenían previsto ir a León, ciudad en la que nunca habían estado, ya que, como comentaba a este periódico su director, el barcelonés Carlos Raluy, tercer eslabón de la saga, «conocemos mejor el mundo que nuestro país». Y como suele ser lo habitual, Raluy envió una carta al Ayuntamiento de León solicitando un terreno municipal para instalarse. Sin embargo, según apunta el responsable de este circo tradicional, la carta «nunca fue contestada» y el contacto con el Consistorio no pudo ser posible hasta que la troupe no llegó a la ciudad. Una vez aquí, y siempre según Carlos Raluy, el ayuntamiento leonés les comunicó que no disponían de terreno municipal para que instalarse, pero que disponían de un recinto ferial (la parcela cercana a Carrefour), de propiedad privada, para la que necesitaban la autorización de su propietario. Integrantes del circo acudieron a ver a esta persona, ya de edad muy avanzada, de cuya hija consiguieron la autorización, según Raluy, para que hiciesen uso de la citada parcela. Después, el director del espectáculo acudió al Consistorio, donde, a su juicio, le llevaron de un lado a otro: «nadie parecía tener la responsabilidad sobre este tema», asegura. Ayer, el Ayuntamiento comunicaba al circo la prohibición de utilizar el recinto ferial ya que les faltaba «la autorización oportuna». Al parecer, la autorización que recibieron del dueño era sólo verbal, y no escrita, según la concejala de Fiestas, Cristina Gómez. La edil comentó que el plazo para que los responsables del circo solicitasen por escrito, y con la autorización del propietario, la parcela del recinto ferial, «terminó el pasado lunes». El asunto ha llenado de tristeza a los integrantes del Raluy, que han llevado su show por toda Europa, América y África, les ha causado un importante transtorno económico y un gran pesar «por el público leonés».

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