Periodista
«De ultra nada; sólo lenvanto el brazo para coger un taxi»
Asegura que le tocó vivir un tiempo difícil y que, en otro con menos convulsiones, la historia sería diferente
Este hombre no mira, escanea como adivinando por dónde se la vas a clavar. Alfredo Urdaci (Pamplona, 1959) se presta a sacarse una foto dentro de una olla. No parece escaldado. -¿Está hasta las narices? -Ahora vivo muy bien porque tengo tiempo, que es lo que no tenemos cuando estamos trabajando catorce horas diarias. Estoy fuerte, recuperado, con proyectos, dispuesto a pelear. -La gente dice cada cosa... ¡Hasta hay quien asegura que Urdaci trató de convencer a España de que, por el mar corren las liebres, tralará! -Sería decir poco de mí. Si es verdad eso, tampoco tuve mucho éxito, ¿no? -¿Qué ha sido de usted después de «Días de ruido y furia»? -Va por la séptima edición. Se han vendido más de 60.000 ejemplares. Empiezo a pensar que lo mío es vivir de los derechos de autor. -¡Está al caer la película! -Bueno, creo que tampoco hay una película ahí. -¿Y si le llama Esperanza Aguirre para su televisión? -Esperanza Aguirre, Polanco... -¿No le haría ascos a Polanco? ¿Me toma el pelo? -Depende, si es una buena oferta y me da libertad... -De usted dice González Ferrari que, como Machado, es, en el buen sentido de la palabra, «bueno». ¿Lo es? -No le debo nada a nadie, de eso estoy absolutamente convencido. No sé si soy bueno o no. De mí se ha hecho un retrato que no coincide con la realidad ni de lejos. Se ha hecho un retrato de un personaje diabólico, ultrafascista, ultracatólico, ultratodo; y yo de ultra no tengo nada. Sólo levanto el brazo en la calle para coger un taxi. -¿Qué hace en privado? -Cosas muy normales, todas muy legales.