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Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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GRUESO FOLLÓN: la otra noche, en '59 segundos', en TVE-1, se sometió a debate un reportaje de Telemadrid sobre el 11-M y los días sucesivos, reportaje que reflejaba -de manera muy objetiva, todo sea dicho- la muy discutida actuación de la cadena SER durante esos días. En el debate de TVE-1 había varios colaboradores de esa cadena de radio, incluida la propia moderadora, Mamen Mendizábal. Puede imaginarse que el contenido del debate no fue especialmente amable hacia Telemadrid, con la consiguiente irritación del canal autonómico madrileño. Para que se haga usted una idea del alcance de este episodio, consignemos que la directora general de RTVE, Carmen Caffarell, ha tenido que llamar personalmente a su homólogo de Telemadrid, Manuel Soriano, para asegurarle que ella ignoraba el contenido del programa y el hecho de que se fuera a juzgar al canal autonómico; lo ignoraba porque '59 segundos' no es un programa producido por TVE, sino por una productora externa (Globomedia). Con ello, por cierto, la 'jefa' hace recaer toda la culpa en el responsable de producciones externas, que es desde hace pocos meses Luis Martín del Olmo. No es la primera vez que Caffarell lanza piedras hacia abajo. En este caso, sin embargo, la culpa de Martín del Olmo es discutible: este caballero conoce de antemano la escaleta del programa adquirido, es decir, de qué se va a hablar, pero ignora en qué tono y en qué contexto. Por otra parte, imaginemos que Martín del Olmo hubiera visto la escaleta y, precavido, hubiera ejercido una suerte de censura previa sobre el programa; el escándalo habría sido mayúsculo. Así las cosas, toda la responsabilidad recae sobre la presentadora, Mamen Mendizábal, y por una sola razón: porque trabaja en la SER, de modo que ha sido juez y parte. Este episodio no debería convertirse en una descalificación sumaria de su trabajo como moderadora al frente de '59 segundos'. Aunque no siempre se comporte con equidad, la labor de Mamen Mendizábal es, en líneas generales muy correcta, porque consigue transmitir a los espectadores la idea de hallarse ante algo importante, ante algo que vale la pena ver, y eso es, a fin de cuentas, lo que se le pide. El problema es que la moderadora, en este episodio concreto, se encuentra inmersa en un evidente conflicto de intereses: si uno trabaja en la cadena SER y a la vez modera un debate en TVE, no puede aceptar que el tema de debate en TVE sea la defensa de propia cadena SER frente a un tercer medio, Telemadrid. Ahí Mamen Mendizábal se ha equivocado. Y gravemente.