«Lo que más admiro es la naturalidad»

Hablar hoy día de Josep María Colom es hablar de un artista completo, de un pianista excepcional y de una persona carente de divismo, tremendamente humano y comprometido con su arte, su carrera y sobre todo con sus alumnos, a los que no escatima ni tiempo, ni enseñanzas. -Hace unos años desarrolló un curso sobre Chopin, después fue el impresionismo y ahora la música de cámara, ¿qué le ha impulsado a este cambio de estética?   -Ante todo decir que siempre que vengo a León y son ya varias veces me he encontrado con grupos de jóvenes con muchas ganas de trabajar dentro de un ambiente muy agradable. Hace unos meses Margarita Morais me sugirió que el curso podría estar dirigido a la música de cámara con jóvenes miembros de la Jonde y a pianistas dotados que no tienen demasiadas oportunidades para hacer este tipo de música y mucho menos de escucharse entre ellos y eso es esencial. Me pareció fascinante y aquí estoy. -¿Por qué París? -Aunque no llego al extremo de pensar  como Baremboim, que hasta hace poco no sabía que había gente que no tocaba el piano, sí puedo decirte que en París, con 28 años, no fue precisamente el piano lo que más me condicionó, sino el conocer a mucha gente relacionada con otras artes cuyas visiones me ayudaron a madurar tanto en el aspecto de identidad como en el artístico. Eran demasidas las expectativas puestas en mi persona por la familia y esa presión me hizo buscar otras vías de expresión humana. Fueron años decisivos pero muy fructíferos. -¿Cuál es su metodología de acercamiento a una obra? -Procuro partir de la intuición y terminar con la intuición. La primera aproximación sucede antes de ponerte ante el piano para comenzar a tocarla. Ya has tenido una peculiar inclinación  para decidir que vas a estudiar esa obra. Comienzo por descifrar y trato de atrapar las emociones de esta música, por eso cuantas más obras conoces de un compositor más fácil te resulta situarte. Lo más importante es olvidarse de todo lo que uno ha aprendido y dejarse llevar por las emociones que esa música despierta. -¿Qué es lo que más admira en un intérprete y qué les recomienda a sus alumnos? -Naturalidad. La forma que tenga de llegar al público; el resto, como la técnica, el fraseo, la expresividad, son valores añadidos. A mis alumnos les digo, ante todo, que sean libres, que no se encorseten en las lecturas y que jamás copien a nadie. De otro modo sólo serán clones defectuosos.