Diario de León

La grandeza de una voz

La cantante alemana Ute Lemper llenó de nostalgia un Auditorio prácticamente lleno que la aclamó hasta la extenuación

Ute Lemper durante su actuación en el Auditorio Ciudad de León

Ute Lemper durante su actuación en el Auditorio Ciudad de León

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

Creado:

Actualizado:

Por fin llega a León después de varios intentos de traerla en épocas más añejas y en otras más actuales como era la inauguración de la presente temporada del Auditorio y que por motivos muy extraños canceló para cantar en otras ciudades españolas un mes después. No importa. La realidad es que ella estuvo en León y que volvió a conseguir lo que otros no logran: hacer creíble a base de voz, gestualidad y arte un estilo para muchos demodé, pero que encierra una época a la que conviene no olvidar porque es una parte de nosotros y como expresión emocional refleja la cultura, la filosofía y el contexto político social de un período de tiempo marcado por la falta de libertad, pero ribeteado por la nostalgia de los valores que aún pugnaban por mantenerse a flote en una centroeuropa que comenzaba a agrietarse. Naturalmente ella no necesita presentación alguna porque ella es la Greta Garbo de la canción protesta pre-hitleriana, la voz que nos hace viajar por lo prohibido y adentrarnos sin gabardina en los humeantes antros de los cabarets de Weimar, y hacernos vibrar sin descanso con su grito agudo, sus ademanes nerviosos y su inconfundible estilo. No necesitamos hacer ningún esfuerzo para dejarnos arrastrar hacia la trastienda de su envolvente clima y escuchar lejanas las botas de los oficiales de la Wermacht, mientras en el escenario entre el humo de los cigarrillos y el vaho de los uniformes chorreantes, una voz desgarrada, contagiosa y bestial, nos aplastaba contra las butacas para hacernos sentir aún más frágiles de lo que en realidad somos. Ute Lemper combina el dolor de la soledad con el laberinto del hambre y con esto en la cabeza sale a cantar y actuar, para recordarnos constantemente que ella continúa siendo un poco la conciencia de Europa. Con un vocalismo único, cuyo repertorio principal son las canciones alemanas de los años 20, esas que tienen una mezcla de inocencia con un poco de sadismo y claros arrebatos de erotismo, fue haciendo gotear entre chorro de luz y barrido de escobillas todo el miedo y terror que encierran los textos de Brecht y la música de Kurt Weill interpretadas en su día por la famosa Lotte Leyna, su esposa. Ute nos recuerda a Marlene Dietrich en sus gestos y posturas, que ella sabe transformar en algo nuevo, intransferible y único, mientras nos martillean los oídos con Alabama, Nevada, Lili Marlen o All that Jazz , hasta hacernos estremecer de spleen y champán. Ute canta, el resto es silencio...

tracking