Dida

ES PORTERO titular en la selección brasileña y defiende las redes del Milán. Avanzado el segundo tiempo, con su equipo ganando 0-1 a su eterno rival el Inter, un bengalazo le impactó en el hombro subiendo la tensión unos grados en un partido que el árbitro detuvo ante el pésimo comportamiento de los tiffosi rivales. Seguían lloviendo bengalas, botellas de agua, botes de cerveza, monedas y hasta una llave, como recogi ó una de las cámaras. Espectáculo bochornoso que obligaría a todos a retirarse a los vestuarios, mientras los bomberos y empleados del club anfitrión (ambos clubes comparten el mismo campo), se afanaban en limpiar el césped. Entre tanto la policía despejaba de aficionados el fondo de la portería de Dida. Se reanuda el partido y a los pocos segundos, otro cuadrúpedo arrojó una nueva bengala al césped y a esa siguió una lluvia de objetos. El reloj marcaba 71 minutos y el colegiado decidió ordenar Stop. La eliminatoria quedaba en un total de 3-0 para el Milan, con lo cual pasará a semifinales. Lo bochornoso de este partido que ofrecía La 2, fue la evidencia de que en el país de Berlusconi eso de la violencia en el deporte es puro descaraje. Obvio que no hubo registros en la entrada al campo, obvio que hay mucho primate entre los tiffosi y obvio que trasmitieron al mundo una pésima imagen sobre su pasión por el deporte. Peor todavía: milaneses contra milaneses. Porca miseria.