Diario de León

La obra, dirigida por Àlex Rigola, llega tras haber recibido las mejores críticas en Francia y España

Teatre Lliure escenifica las pasiones que envuelven el tiranicidio en «Julio César»

El Auditorio acoge hoy la recreación de la tragedia de Shakespeare sobre la ambición de poder

Momento del asesinato de Julio César a mano de Bruto

Momento del asesinato de Julio César a mano de Bruto

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Cristina Fanjul - león
León

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El tópico esencial con que Shakespeare construyó la tragedia de Julio César fue el tiranicidio, esto es, el derecho a acabar con el dictador para dar paso a la «libertad». De ahí que, a pesar de lo que podría pensarse en un primer momento, no es el general el protagonista real de la obra. Quien lleva el peso de la trama es Bruto, el amigo, el hombre que toma la decisión difícil, el que duda, el que elige, y quien finalmente se mancha las manos. Julio César es también un recorrido a través de la ambición humana, de la esencia misma del hombre, de sus aristas, de sus zonas grises. Por eso, la obra va diluyendo características como la lealtad, el crimen, la traición, la amistad, el miedo, la grandeza o la demagogia, para terminar creando con ellas el perfume de la humanidad. Esta tragedia acerca de la esencia de la ambición, el idealismo y el miedo llega hoy al Auditorio de la mano de Teatre Lliurre, uno de los grupos teatrales que con más brillantez recrea el universo de los clásicos. Dirigida por Álex Rigola, esta revisión del clásico trata de conseguir que el espectador se plantee preguntas que retumban en el tótem de los hombres -«¿Quién quiere la guerra?; ¿Quién eres tú y quiénes son los otros?; ¿Quién piensa en tí ahora que estás muerto?»- junto a otras que aunque más mundanas, no dejan de resultar vitales. La escena se convierte en una rotativa por la que pasan cada una de las obsesiones que pueblan la vida política. Y todo ello con una estetica cercana a la que Tarantino creó para su genial Reservoir dogs, de tal manera, que el blanco y el negro de cuantos pueblan el escenario tan sólo se ve interrumpido por las manchas rojas de la sangre que pone el punto y seguido a las pasiones que salpican al espectador. Esta uniformidad cromática contrasta con la música -The Doors, techno, El lago de los cisnes o Las Walquirias -, que golpea sin compasión a la audiencia. Hora: 21.00 horas. Entrada: 12 euros.

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