Barthez y el gallo

GALLO ES también escupitajo. Y escupitajo lanzó el portero del Olympique de Marsella y de la selección francesa, Barthez, casi a la boca del árbitro Abdelha el Achiri. Para colmo era un amistoso en Marruecos. Serán seis meses de sanción, de los que cumplirá tres. Parecen muchos, pero no lo son porque incluye el verano y a la Liga local le queda un suspiro. Es Barthez tipo rocoso, que cuida su apariencia rasurando su cráneo y cultivando una especie de perilla. Daría un perfecto secundario, como el lugarteniente de Schwarzenegger en un filme-testosterona al más puro estilo Hollywood. Gran portero, no se discuta. Ahora bien, debería emplear sus efluvios en mejores causas, que las hay¿ Entre otras cosas porque allí estaban las cámaras y el ejemplo que trasmite a la audiencia (sobre todo a la infantil, quizá futuros deportistas y puede que admiradores suyos) es el de un troglodita maleducado. Los informativos recordaron ayer y anteayer la intensidad del gallo de Barthez sobre la cara de El Achiri. Por si fuera poco, la connotación racista aunque fuera involuntaria. Muy desagradable eso del escupitajo, últimamente tan de moda en los campos de fútbol de elite. El colectivo arbitral francés se mostró indignado ante la escasa sanción. Aciertan. O que siga jugando pero con una leyenda a tamaño macro en su camiseta: «Je suis un cochon»¿