Los vestigios de madera se analizan en un laboratorio de Madrid

Uno de los hallazgos más importantes de cuantos se llevaron a cabo el verano pasado en las labores de limpieza del palacio fue el de los restos en madera que se escondían bajo las toneladas de basuras y suciedad que se habían ido acumulando tras decenios de desinterés. La historiadora Margarita Torres manifestaba por entonces que con ellos se había descubierto un panorama iconográfico heráldico tardogótico que permitiría descifrar una fase apasionante de la historia de León. Y es que ocultos bajo los falsos techos de las viviendas que ocupaban la parte superior del palacio pervivían decoraciones del artesonado, y varias series de escudos de las armas de los Quiñones, los Bazán, Toledo y los Pimentel, con una antigüedad de entre 1350 y 1500. La limpieza sacó a la luz alrededor de trescientos escudos en cada sala. La restauración Todas estas piezas se han enviado a un laboratorio de restauración puesto que los vestigios de madera deben ser, en su mayoría, consolidados en el mismo momento en el que son hallados. Además, deben ser analizados con el fin de descubrir el grado de conservación y si tienen o no parásitos. Entre las tareas que se llevan a cabo en este tipo de proyectos están la eliminación de la carcoma, el decapado y lixiviado, lijado, limpieza, uniformado, refinado, tapaporos, sellado, estucado, glaseado, barnizado y pulido. La mayoría de los hallazgos de madera se descubrieron en el cuerpo gótico, que consta de dos plantas y una fachada monumental y se ordena en dos niveles. En el inferior se abre una puerta adintelada cobijada por un arco apuntado. El tímpano conserva tres escudos pertenecientes a las familias promotoras de la obra: Los Quiñones y los Bazán. El piso superior se ilumina con una arquería de triple vano con arquillos de medio punto que apoyan en columnas con capiteles vegetales, basas áticas con plinto y dos tipos de fustes: lisos los del centro y estriados en espiral los de los costados.