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Ambos autores emocionaron al público durante la presentación de su libro en San Marcelo

Ramón Villa destaca de Crémer la «lección magistral» de su humanidad

«El palomar del sordo» es una «aventura de trazos y versos» de sólo 200 ejemplares

El presidente de la Diputación, Javier García-Prieto, junto a Victoriano Crémer y Ramón Villa

Publicado por
E. Gancedo - león
León

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Una «despedida» emocionante y casi ritual fue la que protagonizó ayer en el salón de actos del antiguo Consistorio de San Marcelo el poeta, escritor, periodista y crítico de arte Victoriano Crémer, un incombustible creador, narrador y cronista que, pese a sus palabras repletas de sugerencias a la partida y de insinuaciones al adiós, continúa lleno de energía e imaginación. Tanto es así que su última obra, elaborada con el talento y la paciencia de un orfebre en compañía del pintor leonés Ramón Villa, es, posiblemente, una de sus mejores aportaciones al campo de la creación literaria: El palomar del sordo , versos de Crémer e ilustraciones de Villa, es una «joya» editada a todo lujo, un testimonio gráfico de la más alta calidad: ayer, ambos autores se encargaron de presentar la obra en un acto a rebosar de público en el que también estuvo presente el presidente de la Diputación de León, Javier García-Prieto. Villa destacó, especialmente, la «lección magistral» de «humanidad» demostrada por Crémer, tanto en el acto de ayer como a lo largo de toda su trayectoria. La emoción flotó en el ambiente durante todos los minutos de la presentación, pero también la ilusión, el agradecimiento, el trabajo y el homenaje. Representantes de la sociedad, la política, los medios de comunicación y la cultura leonesas escucharon las alusiones del autor de la veterana columna Crémer contra Crémer a sus «últimas instancias»: su vindicación de la «memoria del hombre», su constatación de que el ser humano «muere llorando» («igual que nace») y su convicción de emplear los días que le quedan «en gozar de la luz de cada día, sin más, del mundo de los pájaros y del comercio cordial con los demás seres de mi propia especie». El palomar del sordo. Poesía en llamas es a la vez creación y testimonio, homenaje y recuerdo, ilusión, entusiasmo y energía, sorpresa positiva. Un tesoro que pervivirá siempre.