Yurena

DEPLORABLE. Penosos los contertulios de Jaime Cantizano en ¿Dónde estás, corazón? (Antena 3) y penosa Yurena, que significa «demonio» según una televidente canaria. Así se llama la antigua Tamara, aquella infeliz del No cambie que ahora lanza disco con dos temas nuevos y algunos rancios éxitos. Sin duda, Yurena está en el umbral de la inteligencia (que de tonta poco, es otra cosa¿). La que fuera reina madre de Frikilandia, musa de la caspa catódica, tiene un problema: su masa gris carbura con gasoil de un viejo Barreiros en los sesenta y cuesta arriba¿ Y Cantizano con su tropa, incluido el público en directo, cachondeándose cruelmente de la desdichada. Pitorreo hasta las antípodas. Yurena, reparada de chapa y pintura, hasta convertir su boca en un tajo y sus pechos en un expediente X, ni se enteraba del encadenado de sarcasmos. Vale, daban casi las dos de la madrugada, seguramente la audiencia se ceñía a la militancia, y hala, a partirse el trasero con¿ Yurena. La crueldad tiene límites. Cierto que Tamara, perdón Yurena, es producto de la tele más cutre y de cutre la pinten, pero hay un tope. Se pasaron veinte estaciones. Antes uno se reía del tonto del pueblo y la cosa no salía del pueblo. Pero reírse de la tonta ante miles de espectadores convierte en cómplices de su discapacidad a quienes jalearon semejante escarnio. Jetas.