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Publicado por
MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ
León

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YA PASÓ, así que reflexionemos. Los informativos del martes por la noche abrían asegurando que el tan temible último atasco resultó finalmente desatascado por la propia inercia ciudadana. Otra consecuencia de «el puente», así, entrecomillado. Esa fue la definición que recibieron los cuatro días festivos que disfrutaron los madrileños el pasado fin de semana. Léase bien: los madrileños. Hubo otras Comunidades que también tuvieron puente, pero en su obsesión centralizadora de la información, una tendencia cada vez más agudizada y preocupante, salvo en lo relativo a sucesos y desgracias varias, los telediarios de las generalistas optaron por universalizar lo que simplemente era una circunstancia local. Es más. Fueron las propias televisiones las que provocaron la histeria colectiva de miles de automóviles abandonando Madrid a la misma hora. Puente por aquí, puente por allá. Ya al mediodía del viernes, abrieron afirmando que se largaban millones de ciudadanos. Como incitando al gran atasco y como si todo el país cogiera alergia a sus hogares y se huyeran con viento fresco a lomos de sus cuatro ruedas. Pero se referían a los madrileños. El resto de ciudadanos, sometidos a la rutina de cualquier ordinario fin de semana, alucinábamos por colores. Hace tiempo que el ombligo televisivo está en Madrid. El resto, como unos pringaos...