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Publicado por
MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ
León

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SON UN sano ejercicio democrático. Los debates cuando aparentan ir en serio y aseguran pulsar el llamado Estado de la Nación a través de los diferentes portavoces parlamentarios, Gobierno a un lado, oposición a otro. Como ayer, que La 2 dio como servicio público, por mucho que el share sea una risa y la operación una ruína en lo comercial. A priori importa más lo que dicen que como lo dicen, aunque eso cuando el ambiente anda crispado y los políticos a la greña. De no ser así, los debates quedan bastante tostón por la tele. La limitación de recursos visuales es evidente y sus señorías se gastan en monólogos dirigidos de manera cómplice a sus respectivos hooligan, que aplauden o abuchean cada dos por tres. Ahí es donde el asunto hace aguas y lo que prometía ser debate pasa a sucesión de mensajes fraccionados, buscando convencer a los ya convencidos y obsesionados por dar un titular, olvidando sus señorías que entre el limitado share que elige la tele durante esas horas, hay gentes realmente interesadas en la política nacional. El prometido debate se convierte en permanente reiteración de argumentos simples, sólo a ratos, chispeantes según la tribuna tenga de su lado el ingenio y la oratoria, género por cierto muy en desuso. Como ayer. A un lado ZP con el país tirando como una moto y al otro, Rajoy afirmando que la moto tiene la dirección rota, las ruedas pinchadas y el piloto es de la ONCE¿ ¿Debate?