Pereira califica al cura de Valderas como un adelantado a su tiempo
La primera charla de la tarde de ayer corrió a cargo de Antonio Pereira, que habló de los viajes con don Antonio por el sur de España con motivo de un congreso celebrado en Huelva. Según su costumbre inveterada, Pereira puso el punto ameno, la mirada más risueña y el cariño más hondo al relatar esos viajes. «A don Antonio le entusiasmaban los viajes porque tenía muy pocas oportunidades de salir y a mí me reconfortaba ir con un amigo tan entrañable y ameno como él», dijo. Resaltó Pereira que, pese a que todos se adscriben como amigos íntimos del sacerdote, ninguno lo fue tanto como José Castro Ovejero. «Por cierto, una figura que ha quedado un tanto olvidada en estas jornadas, debido quizás a que era un hombre muy modesto, muy callado y no quería nunca adornarse con las plumas de otros». Pereira relató las vicisitudes de uno de esos viajes a un congreso en Huelva. «Don Antonio impartió una serie de conferencias en el Casino acerca de existencialismo y de poesía, y no de cosas encorsetadas ni ensotanadas. Llegó a decir que vendrían tiempos en que no habría curas profesionales, lo que causó estupor entre la audiencia. Al día siguiente se corrió la voz - apuntó el poeta villafranquin- y cada vez había más gente para escucharle. Fue un éxito que ni él ni yo nos creíamos ni podíamos imaginar». El escritor explicó además que cuando terminaba las charlas, paseaban a la orilla del mar y al ver a las chicas le decía: «Aquí las mujeres huelen a mar». «Tenía la inocencia esencial de un muchacho porque aprendió la vida a través de los libros, nunca en directo», afirmó Pereira. El autor de Cuentos de la Cabila comentó la impresión que le produjo al sacerdote ver en Madrid la obra de Jardiel Poncela Maribel y la extraña familia. « Le impresionó hasta el punto que le vi los ojos humedecidos más de una vez. Ese viaje, concluyó el ponente, cambió de manera sustancial a de Lama». La jornada de la mañana se abrió con la conferencia que el valderense Fernando Presa impartió sobre la revista Espadaña . El doctor de la Complutense resaltó la creación de la revista como oposición a la más conservadora Garcilaso y habló de los enfrentamiento que Nora tuvo con García Nieto. «Cierto día le llegó a don Antonio, una carta anónima en la que sólo decía: «Me cago en tu padre, padre».