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Esta comisión analiza los trabajos de rehabilitación que deben realizarse en la Pulchra

El órgano que vigila el deterioro de la Catedral no se reúne desde el 2000

El Plan Director del Templo realizado hace ocho años ya alertaba del deterioro de la fachada oeste La r

La vicepresidenta en su visita a la Catedral el año pasado

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Cristina Fanjul - león
León

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Un día después de que el obispo de León, Julián López, alertara del grave estado en el que se encuentran las tres portadas de la fachada oeste de la Catedral, urgiendo a su inmediata restauración, el administrador del Templo, Mario González, ha precisado que ésta es una reivindicación constante que se ha venido realizando desde hace tiempo. «El deterioro es progresivo, cada vez más grave, y las esculturas necesitan ser restauradas con urgencia», precisa. Mario González destaca además la necesidad perentoria de realizar cuanto antes un estudio de diagnóstico y un proyecto de restauración con el fin de que la rehabilitación no se realice con productos químicos que podrían dañar la piedra. El administrador informa de que varios técnicos de la Junta visitaron la Catedral hace mes y medio con el fin de estudiar la situación de las portadas sin que, de momento, hayan dado respuesta alguna. Critica asimismo el hecho de que los planes de seguimiento de la Catedral deben ser revisados de manera anual y, sin embargo, la Comisión de seguimiento del Plan Director no se ha convocado desde hace cinco años. El Plan Director de la Muralla, realizado por los arquitectos Cecilio Vallejo y Mariano Sáenz de Miera hace ya ocho años, planteó un análisis de cada uno de los elementos de la Catedral y las actuaciones que había que acometer. El análisis -que advertía de la necesidad de invertir no menos de nueve millones de euros hasta el 2002- ya destacaba que el nivel de deterioro de las portadas de la fachada oeste era importante. Sin embargo, sus esculturas no fueron rehabilitadas por entonces. Se realizó, eso sí, un diagnóstico por parte del Instituto de Simancas que analizó su estado y precisó cuál era el mejor proceso de restauración. De momento, ya han pasado ocho años y las portadas siguen el curso de su ruina.

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