«Se aleja de la iconografía clásica, es un personaje un poco leonés»

En principio sólo era un enorme bloque de granito negro llegado desde Sudáfrica. Tres mes después, jornadas de diez horas de trabajo y muchos martillazos con o sin firma han acabado por convertirlo en un personaje «alejado de la iconografía clásica del Quijote, es un poco leonés», dijo Amancio, quizá en referencia a la corpulenta fisonomía de su criatura. La idea había partido de la Fundación Vela Zanetti para intentar que toda la sociedad leonesa fuera partícipe de un proyecto escultórico y asistiera a todas las etapas de su crecimiento y formación. La Fundación participó en el proyecto con 3.500 euros (que sirvieron para hacer un seguro a todos los integrantes del equipo y comprar el material), a los que siguieron otros 3.500 del Ayuntamiento para hacer frente al resto de gastos generados. En total fueron 28 personas las que se unieron al equipo (algunos de ellos revivieron sus trabajos de minero o cantero, para otros, era su primera experiencia con la piedra) pese a que inicialmente estaban previstos tan sólo diez o doce. Medios nacionales como Antena 3, La 2 y la cadena Ser se interesaron por el tema, incluyéndolo en sus espacios informativos y magazines, y cientos de firmas de apoyo a los participantes o de reivindicación para que la figura se quede en León pueden leerse en la página web del escultor. Pero también la historia de este particular Quijote (dice Amancio que no hay otro en el mundo parecido a él) ha querido servir, como asegura el propio artista, para llevar a la propia ciudad a una revisión de su política escultórica, «que ha de ser distinta a la que ha habido hasta ahora». Por de pronto, el concejal de Cultura habló, sin fecha, de la necesidad que existe de cubrir de bronce la ya famosa y algo maltratada Negrilla de Santo Domingo, obra también de este artista. El Centro Cívico León Oeste acogerá en breve una exposición con imágenes del proceso de creación del Quijote y con otras pequeñas obras hechas por el equipo.