«Los chimpancés de los que procedemos son muy cotillas»

Redes , el espacio de reflexión científica de La 2, cumplirá en diciembre diez años. Es el otro extremo de la televisión del entretenimiento masivo, un espacio de culto para una audiencia fiel a pesar de emitirse de madrugada. Su estabilidad se la ha ganado a pulso la contumacia de su director, Eduardo Punset, cuya pasión por divulgar los conocimientos científicos le llevó un día a este economista que fue ministro en la transición democrática a predicar desde el púlpito televisivo. -¿No le parece predicar en el desierto con un programa de madrugada? -Uno de los desafíos del programa es sugerir que partiendo de la ciencia y la tecnología puedes conseguir audiencias significativas, y nosotros estamos muy pegados al share medio de La 2, que es un 6%; estamos en un 5%, con lo cual no estás predicando en el desierto. No está mal que esta clase de reflexión a la que invita el programa se deje para la medianoche. Aunque, claro, nosotros estamos en la una de la madrugada. -¿Entonces no le incomoda? -Yo estoy pensando en el mundo que viene, en el que la gente se podrá bajar sus programas cuando quiera, a la hora de guste. Ya hay canales digitales que pasan Redes a una hora más normal, y en el Canal Internacional se ofrece a buena hora. Lo importante es hacer un buen programa, sabiendo que tarde o temprano llegará a quien quiera verlo. -¿Cuál es el perfil del espectador de «Redes»? -Me dicen los expertos que es uno de los más dispersos de toda las audiencias. Gente muy joven y muy madura, hay científicos y artistas, y un porcentaje elevado que proviene del mundo de la restauración. Tiene un índice de fidelidad muy alto y genera fans. Solo en Barcelona hay dos bandas de música que hacen canciones en torno a Redes . -Pero mucha gente dice ver cosas cultas aunque luego lo que les gusta son los cotilleos. -Hay gente para todo. Lo curioso que este mercado emergente de contenidos basados en el conocimiento científico están pegando. Está ocurriendo un cambio cultural muy importante por el que la gente busca en la ciencia lo que no le ha dado el dogma ni la ideología. -¿Por qué gusta tanto el cotilleo en la televisión? -Los chimpancés de los que procedemos son muy cotillas. Utilizan el 30% de su tiempo en despiojarse, probablemente la misma que utilizamos nosotros en despiojarnos virtualmente, es decir en el chismorreo, que hemos heredado de nuestros antepasados. Hay una demanda creciente de entretenimiento y diversión hasta tal punto que o bien somos capaces de meter la educación en esa demanda generalizada de entretenimiento o se va a producir una gran crisis educativa porque no nos harán caso a los que divulgamos conocimiento. Los fabricantes de contenidos estrictamente pasionales o de chismorreo se están aprovechando de un vacío que no sabemos llenar los demás. -¿No contribuye usted a llenar ese vacío? -El espacio que ocupa eso que llaman televisión basura lo podríamos llenar nosotros, la comunidad científica, si fuéramos más inteligentes. Ocurre lo mismo en la educación. Cuando uno va a la universidad o a las escuelas secundarias lo que constata es que el maestro o el catedrático está explicando lo que él sabe y no lo que el alumno necesita para luego ganarse la vida. Es un cambio que está por hacer y, probablemente, a esa transformación en el mundo audiovisual y educativo le va a ayudar mucho la digitalización porque nos acercará más a lo que cada uno necesita. -¿Cuál es el hallazgo científico más sobresaliente de los últimos tiempos? -La revolución intelectual mayor, y en eso coincido con la comunidad científica de todo el planeta, fue Darwin. Nos explica cómo evolucionaron las especies, de donde venimos y a dónde vamos.