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| Crítica | Arte |

A la espera del gran rugido blanco de la tormenta

El pintor Seve Trapiello muestra en el Palacio de Don Gutierre una impresionante colección de paisajes titulada «Vivaz»

Seve Trapiello ante uno de sus cuadros expuestos en Don Gutierre

Publicado por
Marcelino Cuevas - león
León

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Quizá Seve Trapiello debería haber titulado la exposición que estos días presenta en el Palacio de Don Gutierre, Horizontes Lejanos, porque los cuadros de Vivaz son un claro homenaje a los paisajes naturales, unos paisajes de horizontes ilimitados, quizá los mismos que el pintor ve cada día cuando se asoma al mundo desde su hogar en La Sobarriba leonesa. Lleva tiempo Trapiello intentando desligarse de la figura, que hasta hace muy poco trataba con especial mimo. Ha pasado paulatinamente de ser un pintor de detalles, de rincones historiados, a ser un artista de escenarios inmensos retratados con muy pocos trazos, de paisajes reinventados con delicadas manchas y a través una óptica acuosa que los dota de un especial romanticismo, de un a extraña nostalgia. Se habla muchas veces, cuando se trata de comentar la obra de un pintor, de paisajes del silencio, en el caso de las obras de Seve Trapiello no se trata de silencios, sino de tormentas mudas, de tempestades que están a punto de llegar o que acaban de pasar dejando su rastro en la pintura. El estruendo está patente en cada obra aunque no se manifieste. Antes de la quietud que emanan sus paisajes horizontales ha tenido que suceder algo, el fragor del trueno, el crepitar violento de las gotas de lluvia sobre las hojas secas¿ o algo va a suceder, vendrá el rugido del vendaval arrastrándose entre la tierra y el gris manto de nubes o, quizá, el temido granizo está a punto de percutir con sus hielos en el tenso tambor de la tierra. Y entre tanta belleza un monumento a la poesía a través de la nieve, que es protagonista de los versos de Gamoneda, Colinas o Llamazares, algo especial que necesitaría muchos versos para explicarse con palabras, pero que el pintor relata con apenas unas manchas de pintura, de la mejor pintura. Trapiello consigue que sus óleos tengan la fresca textura de la acuarela, que los paisajes se diluyan suavemente en unas brumas intangibles, que su virtuosismo de perfecto artesano pase desapercibido. Vivaz nos muestra el mejor momento de este artista que está en una de las cumbres de su carrera, y al que aún le queda mucho camino por delante, un camino que se anuncia esplendoroso. Para algunos el artista se manifiesta en el umbral de abstracción, para otros ha conseguido plasmar la naturaleza con la máxima sencillez sin perder la referencia de la figura, aquellos alabarán la limpieza exultante de sus compasiones, los demás encontrarán en sus cuadros, simplemente, la otra belleza de la naturaleza, su belleza escondida¿ pero seguro que estos cuadros, estos grandes cuadros de Seve Trapiello, no dejarán a ningún espectador indiferente. Horario: de lunes a sábado, de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00; domingos y festivos, de 12.00 a 14.00 horas. Lugar: plaza de Don Gutierre.