Meléndez cesa al frente de Las Edades del Hombre tras ocho exposiciones
El sacerdote vallisoletano Antonio Meléndez ha renunciado como secretario general de la Fundación Las Edades del Hombre para un nuevo periodo cuatrienal, cargo que abandona después de ocho años en los que ha organizado otras tantas exposiciones. «No tengo fuerzas suficientes para afrontar otros cuatro años de tarea, son muchos ya para la velocidad, el ritmo y las prisas con que he trabajado durante los últimos ocho», explicó ayer Meléndez, a quien sustituirá el sacerdote Juan Álvarez Quevedo, delegado de Patrimonio en la Archidiócesis de Burgos. Atrás queda la organización de siete exposiciones de Las Edades del Hombre y una de la Conferencia Episcopal, prácticamente a razón de una por año en las catedrales de El Burgo de Osma (1997), Palencia (1999), Astorga (2000), Zamora (2001), Nueva York (2002), Segovia (2003), Ávila (2004) y Madrid (2005) y pergeñado una novena para el 2006 en la de Ciudad Rodrigo (Salamanca). La afluencia de visitantes, cerca de cuatro millones de personas, unida al apoyo institucional y la incidencia que han tenido en los medios informativos, «significa que la Iglesia, después de haber permanecido durante años prácticamente marginada del mundo de la cultura, por fin ha sido acogida y reconocida después de haberse hecho presente y reclamado su derecho», reflexionó Meléndez. El balance El balance de su paso por las Edades del Hombre «creo que ha sido bueno. Ha sido un periodo en el que la Fundación se ha institucionalizado, puestos los cimientos para empezar a crecer y consolidarse», afirmó Meléndez, quien también destacó el «indiscutible reconocimiento» que dentro y fuera de España tiene ese proyecto cultural y religioso de las diócesis de Castilla y León. En el haber de este sacerdote de 60 años, quien en 1997 dejó su labor de capellán de las monjas de Santa María de las Huelgas en Valladolid para suplir a José Velicia, ideólogo y principal impulsor de Las Edades del Hombre, figura también la restauración y apertura del monasterio cisterciense de Santa María de Valbuena, en la pedanía de San Bernardo, como sede permanente de la Fundación.