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Se masca la tragedia

En que el Robinsón de Sierra Morena resulta llamarse Cardenio y el lector sospecha que si bien no tiene mucha cordura, no debe andar nada mal de cornamenta El encuentro con el Caballero

ABRALDES

Publicado por
Eduardo Riestra
León

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Don Quijote, viendo llegar al desaliñado Caballero de la Sierra, lo abrazó como si fuera un pariente o un compañero de partido saliendo a la palestra de un mitin. Se dejó el loco -el otro loco- paciente, y luego, dado tanto interés por su persona, aceptó contar las historia de su desgracia. Lo primero que dijo fue su nombre, que era Cardenio. Lo segundo, su origen, una alta cuna de Andalucía. Lo tercero, la causa de su locura, que como todos ustedes sospecharán era un turbio asunto relacionado con el amor. Voy a exponer los hechos a la manera de los programas de ópera: Cardenio, hombre de alcurnia, se enamora de Luscinda, de linaje similar y belleza inigualable. Su amor es correspondido. Ante esta situación ruega a su padre que pida para él la mano de su enamorada, pero entonces llega una carta del duque Ricardo, señor de aquellas tierras, que reclama la presencia de Cardenio junto a su hijo primogénito, como compañero y amigo. El enamorado tiene que partir. Una vez en la casa del duque es sin embargo con el hermano menor, de nombre Fernando, con quien establece los más estrechos lazos, y este le cuenta sus amores con una labradora a la que pretende en matrimonio con el único objeto de beneficiársela. Y dicho y hecho. Y luego, claro, desdicho. Así que propone a Cardenio que lo lleve con él de regreso a la casa familiar este para poner distancia entre la virginidad perdida y su persona. Allí el joven anfitrión cuenta a Fernando lo de Luscinda e incluso se la muestra en camisón una noche a través de una ventana y a la luz de una vela. Por supuesto el hijo segundo del duque Ricardo reconoce y alaba la belleza de la amada de su amigo. De hecho la reconoce y la alaba insistentemente. Yo no sé a ustedes, pero a mí me parece que aquí se masca la tragedia. Entre tanto surge en la historia algo relacionado con la afición de Luscinda a las novelas de caballerías, y hablando entonces de Amadís de Gaula, se desata una virulenta discusión entre Cardenio y don Quijote, pues el primero dice que el bellaconazo del maestro Elisabat estaba amancebado con la reina Madasima. Y claro, un caballero que se precie no puede consentir semejante afirmación. En fin, tanto se encona la cosa que acaban a mamporros. Al final, como siempre, don Quijote y Sancho resultan magullados y doloridos, y el loco de la colina, también conocido por el Roto, es decir, el ermitaño Cardenio, desaparece de la escena. Y yo con él hasta la semana que viene. Que ustedes voten bien (si es que es posible tal cosa). 1397124194

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