Cerrar
Publicado por
ENRIQUE RUEDA
León

Creado:

Actualizado:

En:

ES a partir de mediados del siglo XIX cuando se produce una toma de conciencia seria sobre la conservación y la intervención sobre el patrimonio histórico-artístico. Las teorías giraban en torno a las ideas del francés Viollet-le-Duc, quien apostaba por recuperar el edificio tal y como fue, y las del inglés John Ruskin para quien la vida de un edificio es como la de un ser humano: nace, vive y muere. Ya en el siglo XX, Camilo Boito propone la recuperación del edificio respetando todos los estilos que convivan en él, diferenciando lo antiguo del añadido moderno. En este debate entre conservadores y restauradores se consume más de la mitad del siglo XX. Acercándonos en el tiempo, las reconstrucciones se plantean inspiradas en el modelo histórico pero sin reproducirlo, influidas por él, no siguen tanto sus criterios formales como los conceptuales. Recuperación de patrimonio Este mínimo repaso sobre como se ha venido abordando a lo largo de la historia reciente el polémico asunto de la conservación y recuperación del patrimonio queda incompleto en cuanto que lo más importante aún está por definir: ¿queremos y somos conscientes que de verdad debemos conservar nuestro patrimonio? Es cierto que en estas cuestiones se tienen que hacer comulgar una serie de intereses muchas veces contrarios: escasez de inversión pública y necesidades urbanísticas que conviven con sustratos de historia que poco a poco se diluye. Es necesario abogar por un tratamiento de la conservación desde un punto de vista científico, creativo y social que permita buscar soluciones comunes en una única dirección. Debemos exigir a todas las partes implicadas un esfuerzo de consenso para que en el futuro la historia pueda ser palpada desde sus propias fuentes. De lo contrario una suerte de amnesia generalizada, de imprevisibles consecuencias, recorrerá las redes de nuestra memoria colectiva. Que nadie se olvide de todo esto a la hora de valorar que sucede hoy con la iglesia paleocristiana de Marialba de la Ribera o los Principia, la parte noble del antiguo campamento romano.