Variedad con el capote Los tendidos se animan Toros bajo palio Desocupado y su placentero futuro El peligro siempre acecha

En la foto, César Jiménez que hizo gala de una enorme variedad en el toreo de capote. Algo que se está perdiendo en general, aunque él tiene buen maestro en su actual mentor, José Miguel Arroyo, Joselito, que además estuvo presente en los dos primeros festejos de la feria. No sólo toreó bien en el recibo y los quites el de Fuenlabrada, que tuvo una de las actuaciones más gratas de la feria. Una nueva peña se sumó este año a la tradicional «La Virgilia», habitual en la plaza leonesa. Se trata de la Peña Taurina A Portagayola, que además en esta primera edición se acercó el sábado al hotel Alfonso V para hacer entrega de un trofeo a Enrique Ponce. De momento ocupan uno de los balconcillos de la plaza de toros, y se les ve bien, con su nombre impreso sobre una bandera española. A los lados, la insignia leonesa. Que no se diga. Las medidas adoptadas por el Gobierno para hacer frente a la enfermedad de la lengua azul afectaron también a la feria leonesa, aunque la crisis no tuvo ninguna consecuencia para los aficionados. Dos de las corridas que enviaron los ganaderos a León permanecieron en corrales cubiertos por las preceptivas mosquiteras, y siguieron sin contratiempos los controles legislados. Desocupado se ganó a pulso el regreso a la dehesa. En realidad fue mérito compartido por gran parte del encierro que envió Fernando Domecq Solís a León, magnífico en general, y con algunos ejemplares de nota en particular. Fue el último el que se llevó los máximos honores y protagonizó un acontecimiento histórico en León: un indulto. El domingo por la noche se lo llevaron de vuelta a su finca, Moheda de Zalduendo, en Cáceres, donde el excelente ejemplar será operado para extraerle los arpones de banderillas y divisa. El ganadero espera que la recuperación sea rápida, y en pocas semanas Desocupado iniciará una nueva vida como semental. En palabras de su criador, en el futuro estará «placenteramente ocupado». 1397124194 No sólo los toreros corren peligro en el ruedo, lo saben bien todos aquellos que pisan el albero. Si no, que se lo digan a uno de los monosabios que, en su afán de cumplir con su misión de ayudar a caballo y picador, se quedó a merced del toro en una situación más que comprometida. Al final tuvo que emprender veloz huida, y entre el susto y la escapada se llevó por delante el capote de un subalterno. Al final todo quedó en un susto, menos para el caballo que finalmente fue derribado y salió tranqueando del ruedo. Fue el único susto de una feria en la que el equipo médico actuó de mero espectador, por fortuna. Los que tuvieron trabajo fueron los carpinteros, y sobre todo los capitalistas. Y eso siempre es bueno.