Convertir en museo el palacete de Independencia costará 1,1 millones

El viejo Intituto de Higiene abrirá sus puertas como museo en el plazo de dos años. La Diputación aprobaba ayer el proyecto de obras por importe de 1.199.000 euros, justo dos años después de que la Junta le entregara formalmente las llaves del edificio. El palacete, construido en 1927 por el arquitecto conservador de la Catedral Juan Crisóstomo Torbado, albergará la colección que el artista palentino Juan Manuel Díaz-Caneja cedió a León. En su legado, Díaz-Caneja -del que se cumple ahora su centenario- pedía que su obra fuera mostrada, precisamente, en este inmueble de estilo clasicista, que al parecer le cautivó. El pintor, al que su ciudad natal le ha dedicado un museo, tenía fuertes vínculos con León, a la que donó sesenta obras. En otras salas del futuro museo se mostrará una selección de los fondos pictóricos de la Diputación; en concreto, obras de artistas leoneses contemporáneos. En 78 años, el palacete, construido sobre una parcela de 6.000 metros cuadrados de la Diputación, nunca había sido utilizado hasta ahora por su legítima propietaria, quien desde su construcción prestó el edificio para usos sociales y sanitarios. Primero estuvo a cargo del Estado, como Instituto Nacional de Higiene, para pasar después a ser gestionado por la Junta como centro de vacunaciones, análisis y distribución demetadona para toxicómanos. Un misterio El palacete construido por Torbado es un misterio. Los técnicos del Instituto Leonés de Cultura (ILC) apenas han conseguido reunir un puñado de datos sobre este edificio de estilo historicista, que posee un inmenso balcón decorado con columnas y ménsulas y una peineta central de azulejos con las siglas del instituto de Higiene. En un primer momento, la Diputación pensó trasladar aquí el Museo Etnográfico, que desde hace años desborda los sótanos del edificio Fierro y que finalmente serán llevados al antiguo convento de San Agustín, en Mansilla de las Mulas. En sus casi ochenta años, el palacete de Indepencia apenas ha sufrido cambios, excepto pequeñas reformas en la compartimentación de algunas estancias. El interior del inmueble, que consta de dos plantas -con escalera central y pasillos en forma de cruz que se abren a grandes salas-, un sótano y un bajo cubierta, es una auténtica joya: azulejos y terrazo de época, una gran cristalera con la figura de Ramón y Cajal realizada en los Talleres Basurto, marcos, puertas, balaustradas, zócalos y escaleras de mármol, vidrieras emplomadas... Resulta también llamativa la rejería, tanto interior como exterior, cuyo estilo hace pensar en alguno de los colaboradores o discípulos de Gaudí. Igualmente singular es la biblioteca, de la que se conservan las maderas, un frontispicio, un tímpano y los anaqueles, pero ni rastro de los libros que albergó en otra época.