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Incendiando la noche

Extraordinario concierto de Serguei Teslia y Elisaveta Blumina en la Diputación

Momento del concierto de Serguei Teslia y Elisaveta Blumina

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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Tras algunos altibajos en la calidad de los dos primeros conciertos del Festival de Música Española, el martes llegó el que tal vez sea la cota más alta que este año alcance el evento, dejando aparte el concierto de clausura de la soprano Ana María Sánchez y la Orquesta de Castilla y León. Teniendo en cuenta que el programa elegido era ya de por sí muy atractivo, la calidad de los dos protagonistas Serguei Teslia, violín y Elisaveta Blumina, piano, completó la oferta e hizo del evento un acto delicioso en lo que a escuchar buena música se refiere. Partiendo de una obra del compositor Turina, Variaciones y tema ( 1ª serie) (Sobre el tema con variaciones ¡Ah, vous dirais-je, maman!, de Mozart) para violín y piano, el recital fue creciendo en intensidad, comunicatividad y fuerza expresiva lo que hizo que el público disfrutara con unas obras en las que las distintas estéticas se fueron alternando con gusto y cuidado, servidas por dos intérpretes de excepción. Piano y violín, por no decir a la inversa, fueron los auténticos protagonistas de una noche caldeada al máximo por los sutiles juegos tímbricos que ambos solistas supieron brindar de esa variaciones turinesas, que además de ser un gratificante descubrimiento para quien esto escribe fueron una muestra del buen hacer que impregna la obra de José Luis. No hubo descanso para el oyente, ni registro que no apuntase, y todo esa alternancia de ritmos de juegos, de modos de cada una de estas deliciosas variaciones, confirmaron la excelencia de una obra escrita para ser interpretada por dos virtuosos como los que tocó en suerte. Ya en un aspecto más tonal pero igualmente descriptivo, la obra de Ernesto Halffter, compositor al que este año el Festival dedica un especial homenaje, volvió a dejar constancia de la extraña facilidad que el maestro madrileño tenía para transmitir lo cotidiano convertido en filigrana sonora. Tanto la preciosa Habanera, hecha de sombra y sueño, como la Serenata a Dulcinea, una delicia colorista, como la trepidante Danza Gitana, estuvieron presididas por la abrumadora facilidad que Serguei Teslia tiene para hacer del violín un instrumento lleno de carnosidad sonora, con frases tan bien ligadas, y matices tan sutiles que dejaron en el respetable una exquisita sensación de estar asistiendo a una suerte de pase de postales sonoras, ante la belleza descriptiva que ambos intérpretes plasmaron en cada una de las tres pequeñas joyas. Antón García Abril y su Sonata de Siena fue tal vez lo más espectacular de la velada con un diálogo vivo y punzante de ambos instrumentos y auténticas filigranas y arabescos del violín en el allegro ostinato que no tuvieron desperdicio alguno. La Sonata op.67, de Brotons, brindó la oportunidad al violinista de desplegar toda clase de  recursos virtuosísticos, con notas picadas, dobles cuerdas y ataques electrizantes que pusieron digno colofón al concierto.

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