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| Crítica | Música |

Acariciando la perfección

La Orquesta de Bari junto a seis pianistas y diez directores pusieron brillante colofón al curso de Eutherpe

Un momento del concierto de la Oquesta de Bari en el Auditorio

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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La segunda edición del curso dedicado a pianistas y directores de orquesta organizado por la Fundación Eutherpe se clausuró el pasado domingo con dos conciertos celebrados en el Auditorio Ciudad de León a cargo de aquellos alumnos seleccionados previamente por los maestros Aprea y Achúcarro durante los siete días que duraron estas clases magistrales, en las que estuvieron presentes intérpretes provenientes de Italia, Brasil, EEUU y España. El curso, que comenzó el pasado día 4 en el auditorio de Caja España para trasladarse seguidamente al Ciudad de León, ha tenido en esta segunda edición un nivel aún más alto que en la anterior, debido a que los alumnos ya venían muy bien preparados para participar en estas jornadas magistrales. La Fundación Eutherpe, con su presidenta Margarita Morais a la cabeza, ha sabido no sólo mantener sino superar la calidad del evento, trayendo desde Italia a la prestigiosa Orquesta Sinfónica de Bari que trabajó y acompañó a lo largo de cuatro días a los jóvenes directores y pianistas que actuaron en los dos conciertos finales. Como premio, algunos de ellos viajarán a Bari próximamente para estudiar y dar conciertos en esa ciudad italiana. Cinco directores y tres pianistas se dieron cita en el  Auditorio en el que sería el primero de esos dos conciertos de clausura. Comenzó la primera parte con la actuación del pianista español Manuel García Martín, de 23 años, al que acompañó la Orquesta Sinfónica de Bari a las órdenes de su compatriota Pedro Palacín, quienes pusieron en atril el Allegro del Concierto Kv 488, de Mozart, en una de esas lecturas que mostraron la facilidad  del solista para delinear con seguridad y trasparencia un movimiento de difícil ejecutoria pero solventado con precisión y trasparencia. Más dificultad conllevó la dirección del Concierto en Do Menor, op.37 nº 3, de Beethoven, con Antonio Ribero en el podio a lo largo del primer movimiento y Sergio Martínez en el segundo y tercero. Mientras que en el piano se sentaba la excelente virtuosa Cristina Lucio Villegas quien hizo una soberbia lectura de este trepidante concierto. Rachmaninov y su hermoso Concierto nº 2 fue servido por dos directores. Para el primer movimiento contó con el ya experimentado José Ramón Tébar, quien trabajó adecuadamente la masa sonora y empastó con el joven y talentoso solista de 18 años Juan Carlos Fernández. El segundo y tercer tiempo fueron para la segura y puntillosa batuta de Simeone Tartaglione. El segundo y ultimo concierto brindó la oportunidad de escuchar a la pianista Eloísa de Guzmán y a la directora Silvia Patricelli, con el Allegro del concierto de Mozart Kv 491, absolutamente delineado. El segundo de Brahms fue para Mathieu Mantanus en el podio, brillante y colorista y el técnico y perfeccionista Luis Gustavo Carvalho. Cerró este extraordinario curso, de nuevo el Concierto nº 2, de Rachmaninov, con la batuta de Francisco Valero en el primer movimiento y la de Francisco Iván Ciampa en los dos últimos. Mientras que ante el teclado se encontraba el delicado y exquisito solista Josu de Solaun Soto, quien hizo una lectura de este complejo concierto, trepidante y hermosa. Un acierto de intérpretes con una orquesta la de Bari de campanillas.

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