Diario de León

| El Quijote por entregas | Capítulo / Semana XXVIII |

Un culebrón venezolano

En que, el cura, el barbero y el desmejorado Cardenio escuchan embobados la historia de la perdición de la joven e inocente Dorotea Un b

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Eduardo Riestra león
León

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La verdad es que este Quijote que nos traemos entre manos se nos está convirtiendo cada vez más en una telenovela de sobremesa. Hoy aparece un nuevo personaje despechado que pena por los riscos, que viene a unirse a don Quijote y Cardenio, como si se estuvieran fletando autobuses a Sierra Morena cargados de victimas de Eros (por mal nombre conocido como Cupido). Recordarán la historia de Cardenio, enamorado de Luscinda, la cual se acaba casando con el malvado Fernando. Recordarán también (no, seguro que no lo recuerdan, pero bueno, créanme lo que les digo) que el malvado Fernando había engañado a una joven campesina para obtener sus favores prometiéndole matrimonio. Pues bien, esa joven engañada es la estrella invitada de este capítulo, la mismísima Dorotea. El caso es que, según ella cuenta, que tampoco hay que creérselo todo, vivía felizmente recogida en su hacienda familiar, llevando la contabilidad de la explotación agropecuaria, cosiendo y bordando en sus ratos libres y aún tocando el arpa, que es un instrumento muy adecuado para interpretar canciones de Camela. Apenas salía más que para ir a misa, pero muy de mañana, rodeada de madre y criadas y cubierta como una talibana. Pero aun así don Fernando la descubre y la quiere para él. Propala entonces su pasión a los cuatro vientos, pero ella, lo rechaza con firmeza. Un día, sin embargo, se lo encuentra a solas en su propio dormitorio, a donde le había franqueado la entrada una sirvienta desleal. Él la toma en sus brazos por la fuerza y le promete matrimonio ante una estampa de la Virgen que se encontraba por allí. Dorotea llama a la desleal sirvienta y ante ella le hace repetir su juramento. Él repite. «Y con esto, y con volverse a salir del aposento mi doncella, yo dejé de serlo». (Esta frase vale todo el Quijote. ¿Si o no?). Pero pasa lo de siempre. Una vez consumado el acto si te he visto no me acuerdo. Ella, ingenua, cree que está en secreto prometida con Fernando, pero la siguiente noticia que tiene del canalla es su boda con Luscinda. Entonces le sale el carácter, un poco tarde a mi modo de ver, pero bueno. El caso es que se dirige a la ciudad para visitarlo en su casa y pedirle explicaciones, y preguntando la dirección por la calle se entera no sólo de donde vive, sino de todo el escándalo que rodeó la boda: Que tras decir Luscinda que sí, perdió el sentido, y que al intentar reanimarla, le encontraron en el corsé (¡qué bonito!) un papel en el que declaraba su compromiso con Cardenio, su rechazo a la boda recién celebrada y su intención de quitarse la vida. Junto al papel, como para certificar su contenido, guardaba también una daga. Dorotea, al oír la historia hizo lo que hace todo el mundo en estos casos: se tiró al monte.

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