Sardá, abur

ESO DE que como ahora se va, todas serán flores para Sardá, tampoco. Al Cesar lo del César y los demás con lo suyo. Despidió sus Crónicas marcianas después de ocho años de éxito en Tele 5. Mucho tiempo en la cima y en una televisión competitiva que fulmina a quien la audiencia no gratifica. Sardá es un crack con buen ojo para elegir colaboradores aptos para sus fines (Latre, su mejor logro), que descubrió a algunos de los frikis más resultones de la tele reciente y que pulverizó a sus rivales del night time¿ hasta que llegó Andreu Buenafuente, al que el propio Sardá descubrió en TV3. Todo eso, y mucho más, hacen de Sardá y de CM , un hito en la televisión española. Su última carambola fue anunciar su marcha hace unas semanas para promover un sutil culto a su persona, como si el mundo catódico se acabase con él. Lo cierto es que CM se agotó cuando Buenafuente pasó de tendencia a liderar audiencia. El demagogo Sardá llevó la telebasura a la cima, provocó los momentos más penosos de la televisión (Boris y sus excesos), fomentó el griterío, coqueteó con el todo vale e hizo un flaco servicio al buen gusto. Sardá, tío listo, se forró y montó una despedida en su línea de dar gato por conejo para quedar de buen chico. La responsabilidad de un telecomunicador no es dar a la audiencia lo que pide sino contribuir a hacerla mejor. ¿Será igual cuando regrese?