Mareo de centauros

SON UN grupo de apoyo de la Policía, apenas noventa, que actúan cuando hay cierta dosis de riesgo y acción «a la americana». Se apodan Centauros. Diario de¿ un centauro: acción policial , fue el título de Mercedes Milá para su nueva entrega en la noche de los martes en Tele 5. El plato fuerte eran las drogas en sus numerosas variantes y el marco, la noche, muy cinematográfica, por razones obvias. Como ya es habitual en su espacio, el fondo es más de lo mismo porque el espectador ya conoce el submundo de la droga por aflorar con regularidad a los informativos y por ser objeto de numerosos reportajes. Así que, una vez más, la clave es la Milá, narradora obsesa por chupar plano, y además, la forma. En lo visual opta por maneras que pretenden estar a la última. Imaginemos a sus mentores: ¿Un documental? Vale, pero la audiencia está hasta el moño de ritmos coñazos, de imágenes insulsas, de cámaras aburridas. Apostemos por el montaje taquicárdico, los encuadres subnormales, las imágenes casi superpuestas, y primerísimos planos de Milá mostrando sus arrugas y su falta de complejos. Un cúmulo de moderneces (que no de modernidades), para dar más protagonismo al cómo lo cuenta que a lo qué cuenta. En dos años, si alguien intenta revisarlos, será como un potro de tortura. Con lo fácil que es renunciar al artificio.