El proyecto se acarició durante veinte años
Fue el poeta leonés Antonio Gamoneda -responsable del área artística de la Diputación durante aquella época-, gran amigo de Caneja, quien primero soñó con una fundación que acogiera parte de la obra del artista y diera así fe de la profunda vinculación del creador palentino con León. Inicialmente se llamó «Fundación Caneja-Sajambre». Después de que en 1991 la Diputación aprobara en pleno la creación de la fundación leonesa con el nombre del artista (también se crea una similar en Palencia ese año, que actualmente es la más importante de las relacionadas con el autor) se suceden múltiples fases de estancamiento. Sucesivas donaciones y acuerdos con la viuda del creador, Isabel Almansa, acabaron por conformar el conjunto actual de obras en poder de la Diputación, que se completa por fin en 1998. Después, en 2003, se lanza la idea de crear una «gran manzana cultural» formada por el palacete y el inmueble del ILC, proyecto que se abandonaría posteriormente. Hace tan sólo dos años, la Diputación lograba que la Junta le cediese la propiedad del Palacete para albergar las obras.