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Publicado por
SARA CARREIRA
León

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ES DIFÍCIL decir por qué una serie tiene éxito y otra arrastra un catastrófico share que la empuja a su desaparición. Eso es lo que ocurre con Siete vidas, Aída o Maneras de sobrevivir. Todas ocupan la misma franja horaria (la noche del domingo) en la misma cadena y en esencia repiten el mismo esquema: mucho humor nacional, situaciones muy pegadas a la actualidad y un aire crítico y mordaz desde los títulos iniciales. Sin embargo, Siete vidas se ha convertido en un clásico, Aída fue la revelación del año pasado y Maneras de sobrevivir se ha hundido sin solución y Telecinco no sabe cómo sacársela de encima (está emitiendo lotes de tres capítulos seguidos, y eso no lo resiste ni Sexo en Nueva York ). Las razones del éxito de Siete vidas son claras: chistes de políticos y famosos antológicos, irreverencia espectacular y personajes tan mezquinos como creíbles. Pero no es ése en absoluto el caso de Aída . La historia personal de la asistenta carece del empuje, originalidad y cinismo de su serie matriz, y sólo el personaje de Paco León deja al público con ganas de más. Sin embargo, triunfa. Maneras de sobrevivir es de usar y tirar, los actores actúan y los decorados son de papel. Pero nada nuevo en un país en el que Los Serrano mueven millones.