El revulsivo de la libertad

HACEDME olvidar todo lo que he sido/ inventad mi pasado/dad sentido a la noche/ inventad el sol. Estos versos corresponden a la poesía Isolement (aislamiento), uno de los textos líricos más bellos de Michel Houellebecq, el revulsivo intelectual de las letras francesas. Calificado de fascista, de estalinista, de incitador al odio racial, el autor de La posibilidad de una isla (su última novela) es, sobre todo, un humanista. Un humanista con la suerte (ir a contracorriente siempre es de afortunados) de desarrollar su obra en un momento en el que sólo parece respetarse un pensamiento único caracterizado por su estado comatoso y caduco. Nihilista, se dice admirador de Schopenhauer, pero sus palabras en defensa de la libertad son ante todo un clamor por la dignidad. El último hombre se convertiría de esta forma en el primero, en ese ser primordial camusiano que tan lejano parece pero que hoy vuelve a hacerse necesario ante tanta ceguera impuesta desde las mezquitas y el pensamiento de cordero de ciertos «intelectuales».