Un autor que no deja indiferente

Michel Houellebecq ha tenido una carrera meteórica como escritor. Su primer libro, Ampliación del campo de batalla apareció en Francia en 1994, publicada por el prestigioso editor Maurice Nadeau. En un principio pasó prácticamente desapercibida, pero poco a poco la voz nueva de Houellebecq fue adquiriendo lectores, acumulando premios y haciéndose un hueco en el panorama literario francés, lo que le llevó, en 1998 a imponerse como portavoz de toda una generación con su novela más famosa, Las partículas elementales . En el año 2000, tras una estancia en las islas Canarias, publica Lanzarote , una novela breve donde incluye además una colección de instantáneas realizadas por él mismo. Este trabajo, aunque igualmente interesante, no tuvo la misma acogida que su anterior novela, no obstante, marca el camino que seguirá en su nuevo trabajo, Plataforma , que aparece en el 2001, y que tal vez sea el más polémico de todos sus libros. En él, da una visión personal y desgarradora de las religiones y de cómo afectan al ser humano. La comunidad islámica francesa le llevó a los tribunales acusándole de incitación al racismo. Algunos intelectuales, como Fernando Arrabal, salieron inmediatamente en su defensa, no entendiendo cómo, a comienzos del siglo XXI, podía tener lugar un juicio tras el cual no había más que una acusación por blasfemia.