Diario de León

De la realidad a la sensación

El pintor, y también profesor, Mon Montoya expone en la sala Lucio Muñoz los cuadros de su serie «La carta interrumpida» dentro del ciclo «Constelación Arte»

Mon Montoya presenta esta exposición en el ciclo «Constelación Arte» de la Junta de Castilla y León

Mon Montoya presenta esta exposición en el ciclo «Constelación Arte» de la Junta de Castilla y León

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Marcelino Cuevas - león
León

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Mon Montoya era una artista emergente cuando, en 1971, Antonio Gamoneda le ofreció la oportunidad de mostrar sus obras en la Sala Provincia, dentro de una exposición colectiva de jóvenes valores. Fue su presentación en público y se correspondió en el tiempo con el inicio de sus estudios de Bellas Artes en la Escuela de San Fernando de Madrid. Cuatro años después llegaría su matrimonio con la también pintora Eloisa Sanz Aldea y su primera exposición individual que tituló Personajes de mi historia . La peripecia vital de Mon Montoya, siempre en la onda de la vanguardia, cobra ritmo viajero y sus obras viajan a Madrid, Sao Paulo, Estados Unidos, París, hasta convertirse en una referencia de la pintura española del último cuarto del siglo XX. Montoya tuvo una fecunda colaboración artística con Rafael R. Baixeras, con el que participó en importantes proyectos como Paisaje Imaginario , que presentaron en la XI Bienal de París. Distancia y silencio En 1989, tras una larga y cruel enfermedad, fallece en Segovia Rafael R Baixeras. Esto supone para Mon Montoya un duro impacto anímico que se refleja en su obra de manera inmediata. A él dedica una serie de trabajos que titula Cada distancia tiene su silencio , piezas llenas de dramático alejamiento e inspiradas en el libro La descripción de la mentira , de Antonio Gamoneda. Tras tres décadas de intensa dedicación a la pintura, en el año 1998 comenzó lo que hoy es su argumento plástico, una carta interrumpida que nace de la necesidad de contar, mediante signos, un proceso de traducción de la existencia. Esta correspondencia, creada a los largo de los últimos siete años, es lo que recoge la exposición que estos días puede verse en la sala Lucio Muñoz de la Delegación territorial de la Junta de Castilla y León, dentro del ciclo Constelación Arte . El sueño de Mon Montoya como Pintor es «tener una capacidad de síntesis que me permita no sufrir cuando pinto. Siempre he pesando que pintar un cuadro -dice- es un proceso de sufrimiento. Los cuadros que más me gustan son los que he tardado más tiempo en pintar. La duda te acompaña siempre y lo que quisiera es que esa duda, ese sufrimiento se amortiguaran». Para Montoya su pintura es «gestual, narrativa y simbólica. Es una transformación de la realidad, una especie de tergiversación de la realidad. Pero siempre parto de ella. Siempre les explico a mis alumnos que el proceso creativo empieza en la realidad y acaba en la sensación. Y que a la inversa es también posible, que desde la sensación puedes reconstruir la realidad. Ese es el camino que ha seguido la pintura desde la revolución moderna de la forma de mirar, a partir del cubismo. Hoy, aún con medios distintos, seguimos haciendo lo mismo, mediante análisis, mediante procesos de síntesis, captamos la realidad y la llevamos a la emoción. Este es el proceso de creación. Si eres consciente de él, si lo sabes manejar, puedes hacer lo que quieras». Los signos que durante mucho tiempo aparecieron con cierta timidez en sus cuadros pasaron en 1998 a convertirse en una condensación conceptual más narrativa. «Su pintura -según María García Yelo- se desprendió de la rigidez anterior para llegar a la plena plasticidad, a un cierta espontaneidad consciente representada con los mínimos elementos necesarios. La pintura de Montoya tiene una clara deuda con la abstracción de cuño gestual y la estética del toque rápido y automático, es decir, de la pintura tradicional oriental y el expresionismo abstracto americano de cuño gestual. Desde sus comienzos, Mon Montoya ha buscado una quimera: el conocimiento de la Pintura». Actualmente, Mon Montoya, además de su condición de profesor de artes plásticas y diseño en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos Casa de los Picos, de Segovia, continúa pintando en su casa-estudio de Palazuelos de Eresma, una pequeña localidad próxima a la ciudad del Acueducto. Horario: de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 20.00 de lunes a viernes. Sábados de 12.00 a 14.00.

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