Madrid rinde tributo a Cárdenas, anfitrión del exilio en México

El general Lázaro Cárdenas, que elevó el prestigio de México en la década de 1930, dejó un legado que permanece vigente y es una enseñanza para las nuevas generaciones para acabar con el atraso y llevar al país al mundo desarrollado. El ex presidente Cárdenas, que nació en 1895 y murió en 1970, será objeto de un homenaje del 3 al 9 de octubre en Madrid por la gran de acogida que ofreció al exilio español durante la Guerra Civil española. En este homenaje, al que asistirán los familiares del ex presidente, que gobernó México de 1934 a 1940, participarán destacados artistas e intelectuales españoles como la escritora Almudena Grandes y los cantantes Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, y se desarrollarán diversas actividades académicas para recordar la figura de Cárdenas. Su ideario El gobierno de Cárdenas fue uno de los más emblemáticos en la historia de México, llevó a sus últimas consecuencias los postulados de justicia social, efectuó una profunda reforma agraria y repartió cerca de 18 millones de hectáreas, defendió de manera intransigente los derechos de los trabajadores y promovió el desarrollo independiente del país. El 18 de marzo de 1938, Cárdenas decretó la expropiación de las empresas petroleras extranjeras, a las que indemnizó con el apoyo de todo el pueblo mexicano, y fundó la empresa estatal Petróleos Mexicanos, que ha sido la columna vertebral del desarrollo económico del país y aporta más de la tercera parte de los recursos fiscales. Cárdenas expresó su solidaridad con los pueblos, protestó por la invasión italiana de Etiopía y contra la intervención de Italia y Alemania al lado de Francisco Franco en la Guerra Civil española. Apoyó la República Española y recibió en el país a unos 20.000 republicanos a quienes les ofreció refugio para salvarse de la represión durante la dictadura franquista. Cárdenas mantuvo además una política de puertas abiertas para los demócratas perseguidos en sus países, entre ellos a luchadores antifascistas alemanes, y ofreció asilo político a León Trotsky, revolucionario ruso perseguido por José Stalin, cuando en todo el mundo se le cerraron las puertas. En los últimos años de su vida, el ex presidente plasmó en un decálogo sus principales preocupaciones sociales, que marcan el camino por construir un México con justicia e igualdad, y llamó a todos a seguir «las causas de la libertad, la democracia y el progreso». Afirmó que «la miseria, la ignorancia, las enfermedades y los vicios esclavizan a los pueblos», por lo que se debe construir una sociedad avanzada con «una técnica dirigida hacia la abundancia de bienes esenciales y de equipos eficientes de cultivo, de transformación, de comunicaciones, de cambio y de cultura». Destacó la importancia de sentar las bases de una economía desarrollada, debido a que sin gran producción no hay ni gran industria, ni economía poderosa, ni nación soberana. Varios de estos postulados han sido retomados por el reciente acuerdo nacional para promover el desarrollo del país.