| Entrevista | Luis Mateo Díez |
«Mis novelas surgen cuando a la vuelta de la esquina pasa algo»
El escritor leonés vuelve a recurrir a las fábulas para adentrarse en el interior del ser humano en «El fulgor de la pobreza»
La pasión de la pobreza, los límites de la amistad, una extraña llamada que libera al pasado del olvido. Todo ello se cruza en las anodinas vidas de los moradores del último libro del escritor lacianiego Luis Mateo Díez, titulado El fulgor de la pobreza (Alfagura) para ocasionar transformaciones irreparables. Fiel a un estilo impecable, propio de un ilustre miembro de la RAE, Mateo Díez vuelve a escarbar en el interior del ser humano. Compuesto por las historias La mano del amigo, Deudas del tiempo y el relato que da nombre al libro, forma parte de una serie de doce novelas que se engloban dentro del volumen Las fábulas del sentimiento. -¿Cual es el propósito de esta senda literaria, que se inauguró con la publicación de «El diablo meridiano» y «El eco de las bodas»? -La pretensión es crear una especie de comedia humana. Estas fábulas, que pueden ser ejemplares, en el sentido de que son ejemplos de vida, están protagonizadas por personajes que están al pie del abismo o en situaciones en las que algo rompe su existencia cotidiana. Esto les motiva a buscar el verdadero sentido de sus vidas. -Esa llamada inesperada o el suceso misterioso que desencadena la irrevocable transformación, siempre pertenece al plano de lo cotidiano. -Procuro buscar el misterio en las cosas triviales. Escribo aventuras a la vuelta de la esquina. Mis novelas surgen cuando un día, a la vuelta de la esquina, pasa algo. -Los habitantes de esta trilogía asumen el reto que les ha propuesto la vida, aunque tengan que abandonarlo todo. -Son dueños de un interior produndo, con frecuencia inquietante, donde el poso de la vida y de la memoria tienen para ellos algún tipo de extrañeza que les hace padecer zozobras y angustias. Tal vez esto se relaciona con mi teoría sobre nuestra fragilidad extrema: el ser es propicio a vivir en la rutina más absoluta, no pasa nada, y de pronto un día hay algo que lo cambia todo. -Esta efímera tranquilidad vital también es característica de la amistad. -Sí, trato este aspecto en La mano del amigo. Es el bien mayor que tenemos, probablemente hasta es más puro que el amor, pero a pesar de todo ello, fácilmente se contamina y perturba. Creo que su principal enemigo es la envidia.