Diputación gasta 60.000 euros en llevar la luz a Escalada, pero seguirá a oscuras

La Diputación de León invertirá 60.000 euros en llevar agua y electricidad desde la localidad de San Miguel de Escalada al monasterio del mismo nombre, una obra de aproximadamente un kilómetro de longitud. Sin embargo, el edificio seguirá a oscuras y sin agua corriente, porque las nuevas conducciones se interrumpirán a 50 metros de distancia de la iglesia mozárabe-románica, donde concluyen las competencias de la Diputación y empiezan las de la Junta. «Si arde el monasterio -que está aislado, rodeado de rastrojos y tiene techumbre de madera- los bomberos tendrán que hacer una cadena de calderos hasta llegar al agua». Con esta afirmación el portavoz de la Unión del Pueblo Leonés (UPL) en la Diputación, Luis Herrero Rubinat, quiso dejar en evidencia la situación «vergonzosa» y «tercermundista» en la que se halla un edificio declarado Monumento Histórico Nacional en 1886. La Junta, que en los últimos cuatro años ha invertido 379.521 euros en la rehabilitación del monasterio de Escalada, dio por concluidas las obras el pasado mes de febrero sin rematar el capítulo del suministro de agua y electricidad. A petición de la junta vecinal de San Miguel de Escalada y del ayuntamiento de Gradefes, la Diputación ha consignado una partida para colocar bocas de riego e instalar 13 farolas de hierro forjado en las proximidades del monasterio. Pero esta obra, que comenzará en el plazo de un mes, será «completamente inútil» si la Junta no concluye estos trabajos. El concejal de la UPL del Ayuntamiento de León e historiador Alejandro Valderas recordó que el monasterio tuvo luz en los años 70 y «de obra» en años posteriores. La UPL también dejó patentes las quejas de la Junta Vecinal de San Miguel de Escalada contra la administración autonómica, por haber construido sin previo aviso un muro de contención en terrenos de la entidad local e incumplir el compromiso de ofrecer una contraprestación a cambio de la cesión de una finca de 4.000 metros cuadrados para la creación de un centro de interpretación. Valderas denunció que los investigadores que visitan San Miguel de Escalada tienen que usar linternas especiales para contemplar la mayor colección de inscripciones medievales del noroeste de España -más de una treintena-, así como los espléndidos capitles. El concejal leonesista reclamó que se cuide la iluminación interior, para impedir daños en una «joya» única en España. Obra maldita Rubinat criticó que la rehabilitación de Escalada iniciada en 1997, que pretendía ser «definitiva», no ha eliminado las humedades ni las grietas. Asimismo, calificó de «lamentable» el tratamiento que se dio a los restos humanos de 300 individuos hallados en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el entorno de la iglesia mozáraba-románica, que sacaron a la luz parte del antiguo monasterio, de cuyas edificaciones apenas se tenía constancia. La restauración iba a durar siete meses y finalmente se prolongó cuatro años, sin contar otros tantos de papeleo y proyectos. El diagnótico sobre la situación del edificio resultó completamente erróneo. Lo que en principio iban a ser pequeños arreglos acabó en una rehabilitación integral, dada la delicada situación de alguns zonas del edificio. Las sorpresas que depararon las excavaciones obligaron a ejectuar nuevas obras de conservación. Con tanto imprevisto, los trabajos se encarecieron en 50.000 euros. Sin embargo, de estas cantidades no había ni un solo euro para dotar de agua y luz al monasterio. San Miguel de Escalada, de momento, seguirá en tinieblas...