El cantar de los cantares

ES una buena noticia. Y en eso ningún leonés con sensibilidad discrepará. Que hoy se debata en la mesa de las Cortes de Castilla y León una Proposición no de Ley que el Partido Socialista presenta para que un nuevo órgano se coloque en la Catedral es, cuanto menos, una noticia esperanzadora que debería tener una respuesta unánime y favorable en Fuensaldaña. Eso al menos es lo que Samuel Rubio e Ignacio Robles esperan. Y los leoneses también. Ya es hora, después de 22 años, que los poderes fácticos, organismos e instituciones se sienten de una vez por todas a negociar con el Cabildo sobre los pormenores del mismo y se dejen unos y otros de tanto eufemismo que sólo conlleva aplazamientos, incremento del precio de su construcción y un malestar general en quienes desean que la Catedral cuente con un instrumento digno de su magnificencia, tanto para el culto como para otras celebraciones culturales acordes con su naturaleza. Sin embargo, y aunque este hecho ya ha tenido antecedentes similares hace 17 años, cuando todo quedó atado y bien atado, firmado y rubricado por el Cabildo, de que se colocaría en el mismo lugar que ahora está pero ocupando tres arcadas del coro, y los dineros ya se tenían apalabradros y los organeros y expertos en acústica habían hecho sus pruebas; de pronto, todo se vino abajo por una falta de voluntad de las partes implicadas que lo fueron demorando hasta el día de hoy, sólo con esporádicas llamadas de atención por parte de la organización del festival cuando llegaban las fechas de sus conciertos y veían, con desesperación, cómo sus lamentos se convertían en cantos de sirena en un balneario. Hoy los ojos de todos los leoneses estarán puestos en Fuensaldaña esperando una resolución unánime para que, de una vez, los poderes políticos y económicos se aúnen y den el visto bueno para que ese deseado y necesario órgano se coloque al fin en nuestra Catedral. Que Santa Cecilia ilumine hoy a nuestros diputados.