Ocho «tesoros» de Escalada están perdidos y cuatro en el extranjero

El monasterio de San Miguel de Escalada ha sido fruto durante siglos de la rapiña. Sus más valiosos tesoros se encuentran en museos del Estado, del extranjero o, peor aún, en paradero desconocido. Alejandro Valderas, historiador y concejal de la Unión del Pueblo Leonés (UPL), ha realizado un pormenorizado inventario de todos las obras que han ido desapareciendo -en algunos casos de forma misteriosa- del monasterio mozárabe-románico. El partido leonesista reclama la recuperación de estas obras para el museo que ha proyectado la Junta dentro de la iglesia de Escalada y que, de momento, se encuentra vacío. UPL exige la devolución de las piezas dispersas por museos estatales o, en el peor de los casos, la entrega de una réplica, al tiempo que insta a la Junta a que localice las restantes. Hace meses los leonesistas propusieron al gobierno autonómico la creación de un fichero con todas aquellas piezas del Patrimonio provincial que han sido expoliadas, con la inclusión de una fotografía cuando fuera posible, para facilitar su búsqueda a la Interpol si, en algún momento, se mueven en el mercado del arte. El Archivo Histórico Nacional, el Museo de León, la iglesia de Valdabasta y la Pierpont Morgan Library de Nueva York han sido el paradero final de manuscritos, códices, capiteles, documentos y tablas de Escalada. Otras joyas, en cambio, desaparecieron y su rastro se perdió hace décadas. Según el listado realizado por Valderas, habría ocho obras «perdidas»: dos tablas de un retablo, con el martirio y entierro de Santa Catalina, de la escuela de Gaspar Becerra (siglo XVI); la inscripción fundacional del monasterio, fechada en el año 913; un petril de piedra, de un metro de alto, de estilo mozárabe, del siglo X; dos ladrillos romanos de gran tamaño con la estampilla «Legio VII Gemina Philippiana» (del año 241-249); un manuscrito sobre un pleito; documentación del monasterio de los siglos X al XII; un pergamino medieval del año 1000 sobre una venta de tierras; y una copia del Beato de Escalada realizada entre los años 1156 y 1190. El Beato de San Miguel de Escalada (del año 922), que los norteamericanos han dado en denominar Beato Thompsoniano, es indiscutiblemente de este monasterio leonés. Según explica Alejandro Valderas, el profesor Vicente García Lobo ha podido probar el parecido entre las letras de los «incipit» del códice y las de inscripciones medievales que aún se conservan en el monasterio. Su actual paradero es la Pierpont Morgan Library de Nueva York. Según los investigadores, el códice estuvo en San Miguel al menos hasta el siglo XIV. En el XVI fue cedido al convento de Uclés. De acuerdo con el inventario de obras pertenecientes a San Miguel de Escalada que ya no se hallan en el monasterio, realizado por Alejandro Valderas, aparte del Beato que actualmente se encuentra en Nueva York, también hay varios capiteles mozárabes (como el de la fotografía), dispersos: como los que guarda el Museo Diocesano, que habrían llegado aquí desde Valdealcón y desde Rueda del Almirante. Otro capitel sirvió de base al púlpito de la iglesia de Mellanzos y otro se encuentra en la iglesia del monasterio de Sandoval. Además, habría otros dos en la iglesia de Valdabasta. El Museo de León, que el próximo año abrirá sus puertas en su nueva sede del edificio Pallarés, ha sido «guardián» de varias piezas procedentes de San Miguel de Escalada. El museo que dirige Luis Grau tendría entre sus fondos ocho piezas del citado monasterio: una talla medieval de madera de San María de Escalada, fechada en la segunda mitad del siglo XII; otra talla de madera de la Virgen con el Niño, de comienzos del siglo XIII que ha perdido su policromía (en la foto); una talle de madera de Santa Catalina (siglo XIII); un modillón de lóbulos (viga de madera) de estilo mozárabe, fechada entre los siglos X y XI; cerámica medieval de las excavaciones arqueológicas realizadas en los años 1983, 1984 y 1987, donde se recuperaron restos de los períodos tardorromano, visigótico y medieval; fragmentos de los cancieles de piedra que separaban los altares de la sala (siglo X); una inscripción en piedra de época visigótica; y otra inscripción de la misma época con la inscripción «Reddunt». El Archivo Histórico Nacional, con sede en Madrid, tiene la documentación histórica y administrativa del monasterio de Escaldada. Allí llegó a principios del siglo XIX. Se trata de un centenar de documentos, publicados en el año 2000 por el profesor de la Universidad de León Vicente García Lobo.