«'La Pícara' encarna lo antileonés y la cimentación de lo castellano»

La espiral de la infamia . Esta intranquilizadora expresión podría ayudar a desentrañar los verdaderos objetivos que movieron a escribir La Pícara Justina , libro picaresco ambientado en León que ha despertado a lo largo de la historia infinidad de lecturas contrapuestas, polémicas autorales y errores de interpretación. Coincidiendo con la celebración del cuarto centenario de su publicación, el Club de Prensa acogió ayer la presentación de una muy completa edición de la obra a cargo de la editorial leonesa Lobo Sapiens, con estudio de Antonio Rey Hazas y Juan Ignacio Ferreras e ilustraciones del astorgano Sendo. Antonio Rey, catedrático de Literatura en la Universidad Autónoma de Madrid y verdadera autoridad mundial en cuanto se refiere a las letras cultivadas durante el Siglo de Oro, afirmó de la Pícara: «Es un libro apasionante: difícil y enigmático donde los haya, lleno de sabiduría literaria barroca y oscura; que usa la retórica clásica para contradecirla, ponerla en solfa y reírse de ella». De «misteriosa y atractiva» también calificó el libro, después de hacer un repaso por algunas de las características más sobresalientes del mismo. Fue Martínez Reñones quien, al hablar de la «infamia» que desde finales de la Edad Media persigue a todo lo leonés, abrió un camino desconocido por muchos de los presentes: a su juicio, León está tomado por el autor como símbolo de todo lo antiguo y arcaizante en una sociedad que mira hacia el Este y el Sur, espacios que representaban el futuro; despreciando el Norte, que era el pasado. «López de Úbeda no es un ápice original -dice-, sólo se dedica a continuar la labor de acoso y derribo que desde los primeros romances castellanos se lleva a cabo contra el Reino de León, romances que alcanzan su cenit en el Cantar del Myo Cid, magnífica invención donde la saña contra lo leonés (Jura de santa Gadea, cobardía de los infantes de Carrión, traidor Vellido Dolfos...) logra su apogeo y a través del que se puede rastrear una gran falsificación histórica». Se trata de una «sedimentación antileonesa para cimentar el nuevo poder castellano» que «continúa en la literatura española de manera persistente, a lo largo de toda la Baja Edad Media pasando por el Siglo de Oro, y que colea en el siglo XIX», aseguró Martínez, quien apoyó su tesis con numerosos datos.