Cerrar

Abogado y escritor

«Las tres cuartas partes de los españoles se fugaban con El Lute»

El bandolero más famoso cuenta su vida en las cárceles franquistas y presentará la segunda entrega de sus memorias, «Mi libertad», con una parte inédita

León

Creado:

Actualizado:

No ha conseguido librarse de El Lute. La leyenda pesa demasiado. El régimen franquista le convirtió en el enemigo público número uno y en el fugitivo más admirado de una España que no se atrevía a soñar con la libertad. Nacido en una chabola de un barrio pobre de Salamanca en 1942, Eleuterio Sánchez, que aprendió a leer y a escribir en prisión y, posteriormente, se licenciaría en Derecho, presentará hoy en primicia en León la segunda entrega de sus memorias, Mi libertad , con un capítulo inédito y prólogo del ex ministro Manuel Pimentel. -¿Qué queda de El Lute? -Queda y no queda. El hombre es lo que queda del niño. De El Lute quedan recuerdos tristes. Es una etapa triste de mi vida y también de los españoles que perdieron la guerra. Era una España gris, triste y cochambrosa. Para los perdedores y los marginados fue aún peor. -¿De qué se arrepiente? -No contemplo el arrepentimiento. La pregunta la transformo en lo que no me gusta y, en ese sentido, el tener que haber tenido que aprender a escribir a los 22 años en la escuela del penal. Lamento que no tuviera otra oportunidad de hacerlo más que de ese manera y tras 18 años en la cárcel. Al ser humano hay que ayudarle más que ponerle banderillas de fuego. -Le condenaron a dos años de cárcel por robar dos gallinas, ¿alguien le ha pedido perdón? -No. Ni antes ni después ni ahora. El perdón ha sido para los republicanos que se exiliaron y para la Iglesia. Pero un pobre merchero al que se le puede machacar y hacer de él un chivo expiatorio... ni siquiera ahora a nadie se le ha ocurrido pedir disculpas. -Usted no sabía leer ni escribir y acabó haciendo Derecho en la cárcel, ¿qué le motivó a estudiar? -Hoy las cárceles son muy distintas a las de aquella época. En la prisión del Puerto de Santa María fui el primer estudiante y había mil y pico presos. No había precedentes de nadie que hubiera estudiado hasta entonces. A las autoridades les extrañó que pidiera permiso. Fui un pionero. Me inscribí en un instituto y luego hicimos un grupo de estudiantes. Me motivó que me daba vergüenza tener que pedir a otro compañero que me escribiera las cartas para mi mujer y mis hijos. Cuando aprendí las cuatro reglas me di cuenta de que esa era la vocación de mi vida. Me declaré estudiante a perpetuidad. -¿Le ayudó la cárcel a rehabilitarse? -Fue una versión torticera, pura propaganda, decir que El Lute se rehabilitó en la cárcel. Fue el propio paciente el que quería curarse. Conseguí transformar ese tiempo en útil. Ese es mi mérito y de lo que me siento orgulloso, y no de las fugas. -¿No cree en absoluto la reinserción? -No. Es una metira, una trampa. Los medios de comunicación y las autoridades engañan. Las cárceles no están concebidas para rehabilitar. Te meten en la cárcel y lo que tu hagas es cosa tuya. Aprovechar el tiempo es muy difícil cuando al individuo le quitan el oxígeno vital, que es la libertad. Y era especialmente difícil en las cárceles del franquismo, donde te enfrentabas al frío y al hambre. Te condenaban a la desesperanza perpetua. -Pese a que el régimen de Franco le convirtió en el mayor criminal, El Lute levantaba pasiones entre la gente... -Sí, es cierto. Las tres cuartas partes de los españoles se fugaban con El Lute. El Lute es el mito, no soy yo. Yo me fugué porque he nacido para ser libre. Cuando los mitos cristalizan en el tejido social es por algo, por lo que ocrre en ese momento histórico. En una democracia se da más importancia a otras cosas. En aquella época, en la que no había libertades, la gente me veía como a un Robin Hood. Me condenaron por el robo de dos gallinas a dos años de cárcel, y empezaron a decir, tan malo no será.... Yo no había matado a nadie. La gente pensaba: consigue con sus cojones lo que nosotros no conseguimos... -¿Ha podido olvidar aquellos años tan duros? -No conviene olvidar. Hay que remontar. Caminar hacia adelante. No te puedes parar. El título del libro ( Camina o revienta ) no está puesto al azar, es un himno. Hay que comprender las circunstancias y darles un giro inteligente. -Ahora, como abogado, ¿ya cree en la justicia? -Está hecha por hombres y, como tal, es imperfecta. Claro que creo, con todos sus errores, pero nos equivocaríamos más si no hubiera justicia. -Ha contado su vida en «Camina o revienta» y «Mañana seré libre», ¿piensa escribir más libros de memorias? -Mañana presento en primicia en el Musac el libro Mañana seré libre, con una segunda parte inédita titulada Sombras y silencio. El libro lo publica la editorial cordobesa Almazara, con prólogo del que fuera ministro de Trabajo Manuel Pimentel. Estará en las librerías a partir del día 20. He escrito seis libros de ensayo, aunque el sexto no está terminado. Camina o revienta, que fue llevado al cine con Imanol Arias, ha sido traducido a varios idiomas y en Francia y Alemania está considerado como un tratado de sociología.

Cargando contenidos...