Palacio, café, almacén, sala de baile y funeraria

El Palacio del Conde Luna ha sido, a lo largo de siete siglos, aparte de residencia de Pedro Suárez de Quiñónez y Juana González de Bazán -que iniciaron su construcción en el año 1388-, desde café a almacén de frutas, pasando por sala de baile, frutería y hasta funeraria. En los últimos años el Ayuntamiento anunció que transformaría el edificio declarado Monumento Histórico en 1931 en Museo de la Semana Santa. Incluso, encargó el proyecto de musealización al que fuera cronista de la ciudad, Luis Pastrana, a quien la muerte le sorprendió negociando con las cofradías la selección de piezas a exhibir. Ahora se abre una nueva incógnita sobre su futuro. El alcalde, Mario Amilivia, parece tener otros planes para el Palacio del Conde Luna, que aún no ha desvelado. El inmueble, rebosante de elementos góticos en el exterior y de detalles mudéjares en el interior, se barajó como posible sede del Instituto de Estudios Bíblicos, que según parece, se instalará definitivamente en San Isidoro. Otras voces reclamaron este precioso caserón para el Museo de León, que finalmente abrirá sus puertas el próximo año en Pallarés. También hubo apuestas por el Conde Luna como Museo de la Ciudad, en lugar del antiguo ayuntamiento de San Marcelo, donde está previsto que se inaugure a principios de año. El edificio es valioso en sí mismo. Representa una de las poquísimas muestras de arquitectura nobiliaria civil que conserva la ciudad. La torre recancestina es una de las más bellas de España y el cuerpo gótico conserva los escudos de las dos familias (Quiñónez y Bazán). Las excavaciones en el inmuble han permitido descubrir que del edificio fundacional se conserva una parte más amplia de lo que hasta ahora se suponía. La investigación histórica realizada por Margarita Torres Sevilla no deja lugar a dudas. La primera sede de los reyes de León, durante los siglos X y XI, se encontraba en el actual Palacio del Conde Luna.