Quince años de arte sin ira

Quince años rompiendo las olas, quince años con la responsabilidad de ser el espolón de proa de arte leonés, significan muchas singladuras en los más distintos puertos, en el caso de Tráfico de Arte, casi siempre en lugares inexplorados, con todo lo que ello tiene de aventura. Carlos de la Varga es un valiente cazador de futuros entre las cuatro paredes de su galería, y de liebres en los amplios horizontes de Tierra de Campos. Pero tanto romperse la crisma dando oportunidades a artistas de vanguardia, a intelectuales plásticos comprometidos con la modernidad, le ha llevado a unas divagaciones que están a punto de precipitarle en el surrealismo. Los críticos como arte, Los galeristas como arte... y, en este año, El arista es arte , han sido sus propuestas expositivas para la inauguración de las tres últimas temporadas. Un rizar el rizo difícil de compartir. Al servicio del arte José María Guijarro, uno de los artistas invitados a esta exposición inaugural de Tráfico de Arte, comenta a este respecto: «Contemplo el título con perplejidad, porque no sé si el artista es arte o no, creo que el artista es un persona al servicio del arte, que no controla su propio trabajo, es el arte el que acaba controlando al artista y lo convierte en un instrumento suyo. Por su parte, Varcálcel Medina opina: «Creo que el artista solamente puede comportarse como arte en una manifestación cultural al uso, es decir un concepto fruto de la cultura institucional». Y es que el supuesto es tremendamente polémico, aunque quizá eso es lo que Carlos de la Varga pretendió al proponerlo. En la muestra participa el canario Sergio Molina, que no pudo asistir a la presentación del evento y envió para representarle una instalación en la que una transparencia nos muestra al hombre enfrentándose al mar, quizá en representación de ese artista que mira al arte como contrincante. Grado cero del lenguaje José María Guijarro es otro de los participantes, en su caso con tres obras realizadas en soportes muy diferentes. «Un vídeo -dice- en el que puede intuirse un paseo larguísimo, comprimido en ocho minutos, en el que el propio espectador es el paseante. Otro trabajo está basado en un reescritura de discursos de un poeta de lengua alemana, en los folios la escritura va sobreponiéndose una y otra vez hasta conseguir que el texto sea prácticamente ilegible, porque el poeta quería llevar su lenguaje hasta el grado cero, hasta el silencio. Y el tercero de los trabajos que presento en esta muestra es una serie de fotografías de las manos de una mujer haciendo trabajos cotidianos». Carlos de Gredos ha titulado la obra que aporta a la exposición Las razones de mi éxito , «con ella hago propaganda de un libro, aún inédito, un diccionario poético en el que defino la palabra éxito como 'salida pequeña'. Pero a mí lo que me gustaría de verdad sería conseguir un gran triunfo. Triunfar sería beber de tres ríos a la vez. En relación a esas definiciones he reflejado la implicación de mi vida con el resultado artístico que he conseguido. Es decir, lo que se puede ver en la exposición es el resumen de mi vida, en este caso la geografía de placer, representada por una mapa de España con chinchetas en los lugares donde he trabajado o expuesto. El fondo es una pizarra en la que he escrito algunos de mis topónimos preferidos». Finalmente, Varcálcel Medina presenta un par de superficies, «en las cuales -explica- he colocado unas banderitas que llevan cada una de ellas una instrucción de comportamiento para los artistas, la obra se llama Patronajes para artistas , es decir, guiones que puedan seguir para su comportamiento en la vida del arte». De esta manera, los títulos de cada una de las cuatro producciones son: Las razones de mi éxito (Carlos de Gredos), Quizás un náufrago sin teléfono (José María Guijarro), Patronajes para artistas (Valcárcel Medina) y 1999 de cierto 2005 (Sergio Molina). La exposición podrá verse hasta el próximo 10 de diciembre. Horario: de 18.00 a 21.00 horas, de lunes a viernes. Lugar: calle Serranos, 2.