¡Mi reino por una orquesta!

PARECE que ni Santa Cecilia va a salvar los restos de la Odón Alonso. Y eso que ayer fue su día. Pero, según nuestro concejal de Cultura, todo en esa formación estaba manga por hombro. Ni cuentas, ni actas, ni dedicación plena, ni profesionalismo, ni difusión, ni selección para entrar, ni programa, ni objetivos ,y por si fuera poco, descomunales gastos y pérdidas económicas. Un caos al que hay que poner orden de inmediato. Sin embargo, hay varios detalles que se le escapan a nuestro edil y que conviene señalar. ¿Cómo es posible que semejante cúmulo de irregularidades financieras, jurídicas, gestoras, artísticas y programáticas se dieran cita en una formación que durante medio siglo ha pertenecido al Ayuntamiento y hasta el día de hoy nadie, absolutamente nadie, haya dicho esta boca es mía y, lo que es más, ha continuado financiándola, programándola y sustentándola? ¿Es que sus predecesores en esa concejalía, más de veinte, estaban ciegos, sordos y no sabían de números? ¿Cómo se puede exigir a un director y a unos músicos que cobran 36 euros por concierto que se comporten como profesionales? ¿Cómo se puede hablar de pobre recaudación en los conciertos cuando ustedes mismos se encargan de regalar unas 200 entradas, según sus palabras, a quien les viene en gana? ¿Por qué los conciertos en la provincia no se dan?. No será porque no los demanden los alcaldes, sino porque cuando era usted director del ILC suprimió la subvención de 30.000 euros destinada a la orquesta para esta labor. No cabe duda de que la orquesta debe regularizar sus estatutos y sus cuentas, algo que el día 3 de diciembre ya estará en orden, pero mientras esto sucede y si desde esa concejalía no se da otra solución para disipar las dudas a músicos y opinión pública, dejémosles poner al día sus cuentas y no convoquen ruedas de prensa para hablar de conjeturas, proyectos y quejas que no conducen a nada.