Diario de León

Escritor

«Sin duda, la mejor literatura del siglo XX está escrita en las paredes»

El escritor leonés, que ayer presentó «Castilla en canal» en El Corte Inglés, pronunciará hoy una conferencia en Filosofía y Letras sobre los «Paisajes de un pasado impredecible»

León

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Raúl Guerra Garrido habla con nostalgia del León al que vuelve siempre que puede. Ayer firmó en El Corte Inglés ejemplares de su libro Castilla en canal (Alianza Literaria) y hoy hablará en la Universidad sobre Paisajes de un pasado impredecible. Prepara una novela que no empezará a escribir hasta el día después de Reyes. -Sus libros tienen siempre claras referencias geográficas: El Bierzo en «El año del wolfrang», Madrid en «La Gran Vía es New York» o Castilla en «Castilla en Canal», ¿qué ciudad le falta? -Algún crítico habló del cronotopo, la mezcla de espacio y tiempo, que no sabía que existía. El canal de Castilla fue un descubrimiento. Siempre me llamó la atención -camino hacia El Bierzo-, un letrero que decía: obra de ingeniería hidráulica del XVIII. En un tiempo libre entre dos libros, empecé a visitarlo y así descubrí un mundo maravilloso, con esa soledad de campos góticos... Como consecuencia, salió el libro. Sí es cierto que en mi obra se imbrican mucho la historia y la geografía. -¿Le gustaría navegar por el canal de Castilla? -Sí lo pensé. Pero navegar es hoy hacer deporte. Antiguamente, en cambio, era el desafío de que Castilla saliera al mar. Uno de los brazos del canal llegaba al Bierzo. Creo que se debe pasear por esa geografía, que es hacerlo por el XVIII, el siglo de las luces... Estoy absolutamente enamorado del canal, es la gran epopeya civil española. Es una ruta que tiene mucho que ver con el Camino de Santiago. Es la gran peregrinación laica, y en Frómista, se cruza con la sagrada; un cruce entre fe y razón, que en España siempre se han llevado tan mal. -En «Cuaderno secreto» cuenta la aventura del primo de su padre que copió la fórmula de la Coca-Cola y frabricó la Cola-York, ¿es real? -Completamente cierto. Le denunció Coca-Cola. El primer luminoso que hubo en España fue el de Vinos Guerra, en Madrid. Producía vino en botellines como los actuales de cerveza. El país no estaba preparado para eso. El primo de mi padre era muy avanzado en su época. -¿Ha superado ya el atentado contra su farmacia? -Prefiero no hablar. Hay secuelas de todo tipo. Prefiero olvidar. La situación de riesgo es más llevadera, pero la política está peor que nunca. -¿Qué historia no ha podido contar todavía? -Lo que quería contar, lo he contado. Tengo un par de historias in mente. Espero tener tiempo y ganas. -En «Castilla en canal» dice que la sombra de Doña Urraca es alargada... -Todavía no estuve en ningún castillo en el que no me dijeran que no había estado allí Doña Urraca. En todo el centro de España hay un entramado social e histórico que es muy difícil. Por eso, cuando oigo hablar de territorios históricos, me da la risa. -También hace una denuncia del patrimonio rural abandonado, como los palomares en ruinas... -Todavía hay expolios y cosas abandonadas. Aunque en los municipios se reflexiona cada vez más sobre los valores propios. -Cuenta en el libro que la esclusa 21 tuvo su bañista más famoso en El Lute, que estuvo recientemente en León... -Yo también me he bañado en ella (risas). El Lute, en sus memorias, cita esa esclusa. En aquellos años fue la contestación al régimen; una víctima social. Aquel cerco de la guardia civil alrededor del canal le convirtió en un héroe popular. -¿Qué le pide a un libro? -Interés. Cada vez me cuesta más terminar un libro. Y si es literatura, por supuesto, estilo. -Usted decía que su padre era un buscador de tesoros, ¿cómo ve el declive de la minería? -Es un desastre. En El Bierzo, la búsqueda de la mina era la búsqueda del tesoro. Alguien que descubría una mina, descubría un tesoro. Otra cosa era luego explotarla. El carbón no es rentable económicamente, aunque lo sea estratégicamente. Está sujeto a la economía y a la política y tiene ya poco de aventura; todo lo contrario. -De leonés a leonés, ¿qué le diría a Zapatero? -En primer lugar, soy berciano. Mejor dicho, cacabelense y, si me apuran, de la plaza de Cacabelos... Le diría que no sea inocente y que no caiga en las mismas trampas que han caído otros gobiernos de España. -Su libro lleva la palabra Castilla en el título, ¿es consciente de lo que ello produce en León? -Más peligroso habría sido poner España. No considero incompatible El Bierzo con León, ni León con Castilla. Había una pintada estupenda que decía: «León sin Castilla es una maravilla»; y otra: «Madrid es Castilla, Castilla no es España». Sin duda, la mejor literatura del siglo XX está escrita en las paredes. En la Transición había un graffiti en La Bañeza: «Franco, cabrón, vuelve». Son las contradicciones de esta España. -Si le preguntan por León, ¿qué responde? -Me siento muy leonés. Mis padres y mis abuelos nacieron a diez kilómetros alrededor de la plaza de Cacabelos. La persona, la historia y la literatura no se forman de disyuntivas, sino de copulativas. -¿No piensa volver al Bierzo? -Vivo en el País Vasco, con el que mantengo una relación más de amor-odio que antes. Pero sigue siendo una relación que me define a mí mismo. Cuando recorrí a pie Castilla pensaba en León y en ese intento de los ilustrados de dar ese salto tan cualitativo, que se ha perdido. La mayor riqueza de un pueblo es su inteligencia, su voluntad y sus ganas de ser. Esto, los leoneses siempre lo han tenido. Tenemos que reflexionar por qué, en esta tierra desértica, paradójicamente, siempre surgen más escritores que empresarios. -¿Por qué no se va del País Vasco? -Me voy de los sitios cuando yo quiero, no cuando me lo dicen. -¿Tiene relación con el resto del numeroso grupo de escritores leoneses? -Con el que más tengo es con Pereira, que es un tipo absolutamente entrañable y mágico. -¿Y como lector? -Soy lector habitual, pero no sistemático, de ellos. Yo acuñé el término «Año Mateo». -¿Qué está escribiendo ahora? -Estoy en absoluta vagancia, que romperé el día después de Reyes a las cuatro y media de la tarde... Conferencia: « Paisajes de un pasado impredecible». Lugar: Facultad de Filosofía y Letras. Hora: 18.30.

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