Rafael Amor: «Los próximos iraquíes vamos a ser los latinos»

Fiel a su cita, en el local de siempre, con el público que mejor aprecia su talento y dispuesto a hacer nuevos amigos, Rafael Amor regresa al pub Hula-Hula con nuevo disco bajo el brazo, Con ruido a púa . «Son canciones que grabé en Argentina en los primeros setenta, eran unos discos que estaban a la venta pero fueron prohibidos y retirados. Mucha gente de allí me preguntaba por esos discos y hemos hecho una recopilación intentando que sonaran como los discos de vinilo, el ruido que hacía la aguja. Mucha gente de mi generación, y posteriores, estábamos acostumbrados a ese sonido, hasta que apareció el cedé». Aunque esta declaración pueda destilar nostalgia, lo cierto es que este cantante y compositor argentino, que lleva más de treinta años de impecable trayectoria artística, vive la vida día a día con una intensidad que dinamita lo políticamente correcto. Siempre ha dicho lo que piensa, sin morderse la lengua. Críticas valientes «Yo no ataco al capitalismo, al contrario, es el capitalismo el que nos ataca a todos nosotros, es un sistema que ha generado miseria en el mundo, guerras y despojos. El atacado soy yo, como un ser humano normal y corriente que ha venido a la vida con todos los derechos. Si no sigo peleando y luchando por sobrevivir vienen con un camión de tierra y me lo tiran encima (risas), ¿qué le importa al capitalismo mis ataques?, es como si un mosquito pica un martillo». Aunque se define esencialmente como un artista, «mi primer compromiso siempre es con el arte y con la poesía, si después aparecen reivindicaciones y análisis de lo que nos pasa alrededor es por mi condición de clase, yo no nací en un lecho de rosas, soy hijo de trabajadores», Rafael Amor ha urdido una intachable discografía, que ahora se amplia con este nuevo álbum, en la que se pueden encontrar todo tipo de reflexiones. El problema de la emigración Como las que hizo años atrás, en temas como No me llames extranjero o La torre , denunciando el acuciante problema de la emigración. Un aviso de lo que sucedería, en el 2005, en la valla que separa Melilla del resto del continente africano. ¿Un visionario? «No, es la dialéctica histórica, esto va a llevar a esto, también preveo que los próximos iraquíes vamos a ser nosotros, los latinoamericanos, no se van a quedar quietos, están muy molestos con Chávez porque ganó tres elecciones de las que se tienen aquí por democráticas, aunque realmente nadie tiene una idea acabada de qué es eso; los griegos tenían democracia pero no votaban ni las mujeres ni los esclavos. Se llena la boca con la democracia pero quien vota es el dinero, los medios, los holdings... América es un territorio muy rico y muy apetecible para estos lobos hambrientos, las diferentes cabezas de la hidra capitalista que necesita chupar en donde haya materia prima» Igual de contundente se muestra con la crisis de la industria discográfica, un asunto con diferentes lecturas. «Las principales víctimas son los autores. No me consta, pero intuyo que las grandes duplicaciones de discos se hacen desde las multinacionales, sin pagar los derechos de autor. Es como si mañana se pusieran a fabricar cubos, o esponjas para el baño, a ellos en realidad lo que les interesa es vender cachos de plástico, el hecho artístico les importa poco. Ellos mismos son los autores de esta crisis, no han respetado el material sensible con el que trabajan, el arte». Un medio, el suyo, que le ha calificado como cantautor, juglar y poeta. ¿Con cual se queda? «Hay veces que soy poeta porque consigo atrapar el milagro de una metáfora, de una idea, no se es poeta todo el día ni todos los días, son como visitaciones que hace el espíritu. ¿Juglar?, sí, me define mejor porque estoy siempre cronicando lo que nos ocurre a diario, mi mayor inspiración es la vida y lo que acontece, de ahí me nutro. Cantautor es una palabra que no me gusta, no la siento, no me identifico con ella». Con lo que si se identifica es con un local y un público fiel que acude puntualmente cada año a reencontrarse con su talento y su fino sentido del humor. «Me muevo en la línea de los afectos, donde soy feliz y estoy tranquilo. Con Rosario, Ernesto, María, toda la gente que va desde siempre, me siento bien, es una cita de todos los años, nos vemos, nos queremos. No soy el artista que entra y sale del local sin tomar un café con nadie, mi vida es otra». Hora: hoy y mañana, a las 21.00 horas los dos días. Entradas : 10 euros .