Historia de un expolio

Piedra a piedra. Con todas las cautelas. Buscando los días propicios. Los restos del castillo de Alba, tal y como denunció un testigo presencial a este periódico, están siendo expoliados. Trozos enteros de piedra han sido arrancados, bien para devaluar este monumento, que «entorpece» la expansión de las cementeras próximas, o para reutilizar estos bloques cargados de historia en la construcción de edificios de nueva factura. En su momento, tanto la Junta Vecinal de Llanos de Alba como el Ayuntamiento de La Robla exigieron al gobierno autonómico que decretara el traslado de estos restos para su puesta en valor en un aula arqueológica que se crearía en Llanos de Alba. Agustín Suárez, presidente de la asociación Promonumenta, que vela por el Patrimonio de la provincia desde hace más de una década, ha responsabilizado en diversas ocasiones a la Junta de este expolio, al «ignorar con sus dictámenes -autorizó su destrucción- la existencia de esta fortificación que el último rey astur, Alfonso III, ordenó construir junto con las de Luna, y Gordón, para, desde ellas, lanzar la campaña de ocupación de la cuenca del Duero. El castillo de Alba es una de las tres fortalezas de época medieval más antiguas de León. Las excavaciones realizadas en este asentamiento las ha costeado la empresa propietaria de la citada cantera.