«Al escribir, el azar nos persigue a todos»

El próximo sábado 17 de diciembre, a las 19.00 horas en la Casa de Cultura de Olleros, tendrá lugar un filandón sobre el libro Delirios de Aurelio Loureiro, que contará con la presencia de los escritores Luis Mateo Díez, Alfonso García, Tomás Val, Nicolás Miñambres y Fulgencio Fernandez. -Es la primera presentación que hace del libro, ¿porqué un filandón y en Olleros? -Qué mejor que un filandón para presentar un libro de cuentos. Sobre todo cuando quienes se van a sentar conmigo alrededor de un fuego imaginario en una noche de diciembre (Mateo, Alfonso, Nicolás, Fulgencio y Tomás, aparte de Manuel, el cura de Olleros) son escritores que manejan muy bien los resortes del relato oral. Y en Olleros porque es mi pueblo. -Desde «El sueño cómplice», tu libro anterior, hasta estos «Delirios», han pasado varios años. Parece increíble en una época en la que la producción literaria avanza a un ritmo frenético. -Sí, puede resultar curioso. Pero yo siempre he tenido muy clara la línea que distingue escribir de publicar y he procurado no precipitarme. Delirios es deudor de un mundo imaginario que se ha ido haciendo a fuego lento, ajeno a la urgencias editoriales. Por otra parte, la realidad es caprichosa y contradictoria. No siempre te permite escribir cuando lo deseas y, a veces, te obliga hacerlo cuando menos te apetece. -En una crítica reciente del libro publicada en el Diario de León, Nicolás Miñambres hablaba de tus cuentos como una visión alucinante de la realidad. -Y estoy de acuerdo en la medida en que tratan de la percepción de una realidad distorsionada, una realidad que no existe en sentido estricto, imposible a primera vista. Pero que una vez se ha percibido se convierte en la única realidad posible que, además, marcará de forma determinante el devenir de los acontecimiento. -El título «Delirios», ¿fue elegido al azar o trata de resumir el significado último del libro? -Yo creo que el azar siempre es consecuente con una clave interna que nos persigue durante todo el proceso creativo, aunque sólo de vez en cuando lleguemos a captarla. En un principio el título elegido era otro. Fue Luis Mateo quien captó esa clave interna. Tuve que esperar a ver las galeradas para darme cuenta de que todos los relatos eran delirios que surgían en la mente de los personajes a partir de la perplejidad, del extrañamiento ante lo cotidiano, la perplejidad de mirarse en el espejo y no reconocerse, la perplejidad de toparse en el ascensor con un desconocido que parece conocerte, la de leer tu propia esquela en el periódico...