La librería Camino de Santiago muestra en Madrid obras únicas

Todo un mundo de viejos pergaminos, de manuscritos con la tinta milagrosamente viva a pesar de los siglos, de documentos firmados por reyes y embajadores de épocas pretéritas, de libros incunables con casi cinco siglos escondidos entre sus páginas, de volúmenes curiosos, ediciones raras, antiguos grabados... la cultura transmitida a través de la escritura a lo largo de la historia se dio cita estos días en el Hotel Miguel Ángel de Madrid en el 9º Salón del Libro Antiguo, evento en el que han participado medio centenar de librerías procedentes de todo el mundo, entre ellas la leonesa El Camino de Santiago. El establecimiento preparó para esta ocasión, ya clausurada, un catálogo especial con casi medio centenar de títulos, entre los que se encontraban interesantes documentos, libros antiguos, grabados, pinturas y varios incunables. Felipe Martínez Prieto ha convertido su librería en una referencia importante dentro del especialísimo universo de los ejemplares únicos, de los libros que más allá de su contenido tienen el valor añadido del ejemplar en sí mismo por ser primeras ediciones de los grandes clásicos de la literatura, las ciencias o la historia. También esos rarísimos documentos trabajados con auténtico primor por fabulosos ilustradores y calígrafos, que conservan, además, el valor añadido de los autógrafos de las personalidades de épocas pasadas. Quijotes en letra y trazo «Uno de los temas que este año se ha tratado con especial dedicación -dice Felipe Martínez-, es el dedicado a las publicaciones cervantinas, todas las librerías que participan dedican buena parte de sus títulos al autor del Quijote; yo llevo, entre otros, una cuarta edición de las Novelas Ejemplares , sólo un año posterior a la primera, publicada en Bruselas en 1614. La estupenda edición del Quijote en diez volúmenes de Editorial Atlas. Una traducción del mismo al francés publicada en 1884 con magníficos grabados y una espléndida encuadernación. Un precioso Quijote publicado en el siglo XVIII en Lyon... y además, varios grabados sobre este mismo tema, no hay que olvidar que a principios de año realizamos una exposición sobre Cervantes y su obra en el antiguo edificio del Ayuntamiento de León y luego la llevamos a Ponferrada». Asegura el librero que el catálogo que presenta este año es «el más lucido que he llevado nunca al Salón. He intentado incluir de todo un poco, quiero que el stand de El Camino de Santiago sea, a pequeña escala, un resumen de lo que hay representado en esta feria. Llevo un ejemplar de la famosa Enciclopedia de Diderot que, con sus 39 volúmenes y su multitud de grabados sigue siendo, como en el momento que vio la luz en 1777, una obra magna. Entre los documentos manuscritos que presento hay dos de gran importancia, un contrato firmado por el rey Sancho IV, del año 1310, una época de la que se encuentran muy pocos documentos, que conserva el sello de cera del monarca y que refleja la concesión de una casa a un caballero francés. El contenido no es muy relevante, pero una firma real de esa fecha no es nada corriente en el mercado. En otro aspecto llevamos una pequeña pintura que atribuyo a Salvador Maella, pintor real de cámara, junto con Goya, en la que se ofrece una hermosa interpretación de la Inmaculada sobre pergamino. En el catálogo hay dos temas que destacan: uno sería la educación de príncipes, en el que aparecen treinta obras dedicadas a enseñar a los príncipes a gobernar y el otro es la literatura clásica española, con varios incunables». ¿Origen del nombre Leonor? Otra curiosidad bibliográfica importante, entre las muchas que aporta la librería leonesa al Salón es el libro titulado Virtudes Heroicas de la Augustísima Emperatriz Leonor Magdalena Theresa, dedicada a su Alteza Serenísima la Princesa de Asturias , publicada en Madrid en 1737 y que en su casi 500 páginas cuenta la historia de la princesa que muy bien pudo inspirar a los actuales Príncipes a la hora de poner el nombre de Leonor a su hija. Los fondos que los libreros de Europa y América presentan en el salón forman una buena muestra de antigüedades bibliográficas, de libros que nunca envejecen y que acaban convirtiéndose en preciadas joyas. Son la mejor memoria del hombre. Una fuente inagotable de conocimiento, una colección de hazañas, sentimientos e invenciones, fantasía e historia... y son, a la par, ejemplo de belleza en la escritura, galas de la imprenta y esplendor de encuadernación. En definitiva, fiestas para la mente y satisfacción para los sentidos. «Llevo un ejemplar de la Enciclopedia de Diderot que, sigue siendo, como en 1777, una obra magna» FELIPE MARTÍNEZ PRIETO Librero