Supone la primera recopilación de las poesías del autor de Corullón, fallecido hace un año
Artigue y Laiz elaboran la primera antología de González-Guerrero
La obra, con prólogo de Eugenio de Nora, es «un acto de justicia», dicen sus editores
Hace algo más de un año, concretamente el 5 de diciembre pasado, lectores, creadores, amigos y leoneses en general recibían la súbita e impactante noticia del fallecimiento de uno de los poetas más auténticos, independientes y heterodoxos de cuantos han nacido en esta tierra: a Antonio González-Guerrero (Corullón, 1954), la muerte le llamó joven y no le dejó ver la gran antología que sobre su obra estaba preparando la Academia Castellana y Leonesa de la Poesía. Tras aquel impacto difícil de superar, los colaboradores del Diario de León Luis Artigue y Gonzalo González Laiz reanudaron la labor de recopilar, ordenar y seleccionar la muy dispersa obra del poeta berciano. Ahora sale a la luz Si vuelvo atrás los ojos aún recuerdo , primera antología de la obra sobre Antonio González-Guerrero. Según comenta Luis Artigue, poeta y articulista de este periódico, la obra (a la que llama «homenaje con todo merecimiento» y «acto de justicia poética») «incide sobre todo -dice- en el aspecto filosófico de su producción». No obstante, la obra constituye un recorrido completo por las diferentes etapas creativas del autor, una serie de pasos evolutivos que Artigue explica de esta manera: «La primera está profundamente arraigada; revive y describe el Bierzo céltico, con resonancias de la Irlanda druídica». En este período (con obras como Poemas del corazón ausente ), sobresale, a su juicio, «la métrica, que es perfecta, sólida, con referencias a los místicos, de una lectura placentera». La segunda etapa ahonda en cuestiones y problemas relacionados con la identidad. «Amplía el sentido del género y hace un homenaje a la tradición griega, escribe algunos poemas de carácter erótico bajo el prisma femenino del pseudónimo Ángela Guzmán y se introduce de lleno en el mundo de los bajos fondos, la droga, la prostitución, el sida, las alcantarillas de la sociedad». Los límites de la verdad Y es que González-Guerrero, como comenta Luis Artigue, «sabe que en los límites hay mucha verdad». «Él explora esos límites, por ejemplo en el libro Pentagrama de junio y en el poema Última carta a Mara , una historia «altovoltaica, que descoloca a quien la lee». Otra excepcional producción suya de aquellos días madrileños es Catulo en Malasaña . Por último, la tercera etapa que nos muestra el libro es sorprendente y paradójica si se la compara con la anterior. En la más pura línea de la poética castellana, González-Guerrero reescribe y ficciona, «con un sonido y un lenguaje maravilloso, una métrica poderosa, perfecta» -según Artigue-, temas religiosos y también históricos, como el de Carta irlandesa , donde narra las aventuras británicas de un soldado español superviviente del desastre de la Armada Invencible. Estas etapas están reflejadas una tras otra, pero los poemas no guardan un orden cronológico exacto. El objetivo, pues, es presentar un muestrario claro y abierto del pensamiento y la producción del gran poeta leonés de quien un cáncer nos privó, hace ya un año.