Cerrar

Actor

«La televisión no es muy tolerante aquí y en el mundo»

El actor argentino es uno de los tres protagonistas de la serie «Vientos de agua», del cineasta Juan José Campanella, que Telecinco traslada al viernes para remontar el nivel de audiencia

Publicado por
Mercedes Rodríguez - madrid
León

Creado:

Actualizado:

El actor argentino Eduardo Blanco es el eterno compañero de Ricardo Darín en películas como El hijo de la novia, Luna de Avellaneda o El mismo amor, la misma lluvia, todos ellos títulos de su compatriota, el cineasta Juan José Campanella, que han afianzado las coproducciones entre el país latino y España. Campanella ha dado un paso más arriesgado en este hermanamiento audiovisual a través de la serie de Telecinco Vientos de agua, una soberbia obra de trece capítulos que tiene como telón de fondo la emigración y con la que la cadena de Mediaset ha subido un importante peldaño en la ficción nacional. Sin embargo, a este título no le respalda por ahora el éxito de audiencia esperado, lo que desmoraliza a Eduardo Blanco -uno de los tres protagonistas junto a Ernesto y Hector Alterio- y al resto del equipo. La serie se traslada esta semana del horario estelar de los martes al de los viernes con la esperanza de remontar. -Habrá sido desalentador ver que la serie no tenido el éxito de audiencia esperado. -Bastante, qué quieres que te diga. Uno hace los trabajos lo mejor posible y los ingredientes que tiene esta comida son de primerísima calidad, y no siempre es así en este trabajo. Todo el equipo ha hecho un gran esfuerzo, junto con Telecinco, y teníamos la expectativa de que le gustara a la gente. Estamos orgullosos del trabajo realizado, pero si no resulta, no resulta. La televisión no es muy tolerante, aquí y en todo el mundo. Si el primer minuto de un programa no responde a las expectativas, lo cambian. - Se suele criticar mucho la falta de calidad en la televisión, pero cuando se oferta un producto de altura no es respaldado por la audiencia... -Sería un tema para una larga charla. Es verdad lo que dice, pero es lo que es, y lo demás resultan suposiciones. Es posible que si no hubiera empezado el 3 sino el 15 de enero se hubiera dado margen a que se terminaran las vacaciones y tal vez habría arrancado mejor... -Además, cuenta con un papel que sería un regalo para cualquier actor. -El proyecto en sí ha sido muy importante para mí porque me da la sensación de estar contando la historia de mi propia familia. Mis padres son españoles y yo soy argentino de primera generación. Argentina está llena de españoles que tuvieron que irse allí y acá hay muchos argentinos. Aún más, la serie cuenta la crisis de Argentina en 2001, lo cual significó la salida del país de mucha gente. La temática es muy actual. -Por éste y anteriores personajes parece que le tocan siempre papeles de perdedor. -Ja, ja. Depende de la lectura que hagamos de lo que significa ser un perdedor. Yo siento que la mayoría de la gente que habitamos este mundo tenemos historias de perdedores. Yo prefiero contar esas historias, más cercanas a mí, porque qué contaríamos de un señor superpoderoso y supuestamente ganador que en realidad está alejado de la vida de la mayoría de las personas. En las películas que hecho con Ricardo Darín, dirigidos por Campanella, los dos hacemos papeles de perdedores, aunque en mi caso tiran un poco más de la cuerda. - Al menos en «Vientos de agua» deja de ser el eterno amigo de Ricardo Darín, como le ha ocurrido en el cine. -Campanella dice que tenemos una buena química. Curiosamente en la vida real nosotros no somos amigos aunque sí buenos compañeros. Nos vemos sólo cuando rodamos. Pero sí existe esa química en pantalla. -El hermanamiento cinematográfico entre España y Argentina parece que está dando buenos resultados. -Sí, pero yo soy mucho más ambicioso que esa colaboración entre Argentina y España. En mi fantasía pienso que ojalá seamos capaces en los países de habla hispana de hacer proyectos que abarquen a todos. Los franceses cuidan mucho su cine, que convive bien con el de Hollywood, y las coproducciones de ahora van en ese sentido. Hace falta que contemos nuestras propias historias, pues siempre serán más cercanas que las de la cultura estadounidense.

Cargando contenidos...